La guerra santa en 1QRegla de la Guerra (combatiendo junto a los ángeles a los hijos de las tinieblas)
En algunas entradas he expuesto la relación entre la comunidad sacerdotal del Qumran con los ángeles en los cielos ( y aquí ). En general hemos estudiado cómo los miembros de la comunidad participan de la liturgia celestial. Estos alaban a Dios junto a los ángeles tranformándose, de alguna manera, en ellos. Pero la participación litúrgica no es la única instancia de convivencia con los ángeles. Los monjes esperaban luchar codo a codo, y bajo las órdenes del Príncipe (arcángel) Miguel (Dn 12,1)en contra de Belial, el Príncipe de las tinieblas y sus huestes (Dn 10, 20ss). Los primeros constituirían los Hijos de la Luz, la asamblea de los dioses, y la comunidad de los hombres; los segundos, los hijos o la compañía de las tinieblas y los Kittim. Esta batalla, que tendrá lugar en la tierra, exige de los guerreros-sacerdotes extrictos códigos de pureza que se retrotraén a la idea de la guerra santa. Estas exigencias de pureza se inspiran en textos como Dt 23,10-15; Nm 5,1-4 y Lv 21,17-21. Leemos en 1QRegla de la Guerra VII, 3-7: Y ningún muchacho joven ni ninguna mujer entrará en sus campamentos cuando salgan de Jerusalén para ir a la guerra hasta que ellos vuelvan. Y ningún cojo, ni ciego, ni tullido, ni ningún hombre que tenga en su carne una tara indeleble, ni ningún hombre afligido de impureza en su carne, ninguno de éstos saldrá con ellos a la guerra. Todos ellos ellos serán voluntarios para la guerra, perectos de espíritu y de cuerpo, y dispuestos para el día de la venganza. Y todo hombre que no se haya purificado de su «fuente» (eyaculaciones) el día de la batalla, no descenderá con ellos, pues lo ángeles santos están juntos con sus ejércitos. Y habrá un espacio entre todos sus campamentos y «el lugar de la mano» (retretes) de unos dos mil codos. Y ninguna denudez indecente se verá en los alrededores de todos sus campamentos. La batalla en cuestión es real, y en ella se enfrentarán los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas. Leemos en 1QRegla de la Guerra: (I, 9-12): Y en el día en el que caigan los Kittim (los romanos) habrá un combate y destrucción feroz ante el Dios de Israel, pués éste será el día fijado por él desde antiguo para la guerra de exterminio contra los hijos de los tinieblas. En este día se enfrentarán para gran destrucción la congregación de los dioses y la asamblea de los hombres. Los hijos de la luz y el lote de las tinieblas guerrearán juntos por el poder de Dios, entre el grito de una multitud inmensa y el clamor de los dioses y de los hombres, en el día de la calamidad. Será un tiempo de tribulación para todo el mpueblo redimido por Dios. De todas sus tribulaciones, ninguna será como ésta, desde su acelacion hasta que se complete la redención eterna. En otro texto leemos cómo Dios mismo participa de esta última y definitiva batalla escatológica: Tú eres un Dios terrible en la gloira de tu realeza, y la congregación de tus santos está en medio de nosotros para ayuda eterna. [Trata]remos con desprecio a los reyes, con burla y derrisión a los potentes, pues el Señor es santo y está el Rey de gloria con nosotros juntos con sus santos. Los héroes del ejército de sus ángeles están con nuestros alistados; el héroe de la guerra está en nuestra congregación; el ejército de sus espíritus, con nuestra infantería, y nuestra caballería (1QRegla de la Guerra XII, 7-9). Los movimientos tácticos y la escenografía bélica se describen siguiendo los estándares romanos, aunque con una nomencalatura claramente judía: Regla para cambiar el orden de los batallones de combate. Para establecer la formación contra […] un semicírculo con torres y un arco de torres, y cuando avanza un poco salen las cabezas y [salen] las alas [a ambos] lados de la línea para aplastar al enemigo…Cuando las torres salgan de la línea (tendrán) cien escudos en cada cara de las torres, en total cada torre estará rodeada en sus tres caras frontales…Y en todos los escudos de las torres estará escrito: en el primero «Miguel», [en el segundo: «Gabriel», en el tercero: ] «Sariel», en el cuarto: «Rafael» (1QRegla de Guerra IX 10-15). Los nombres de estos cuatro ángeles (salvo Sariel que es reemplazado por Fanuel) están presente en el libro de las Similitudes cuando acompañan a Dios desde su trono en el santo de los santos celestial a acercarse a Enoc. La batalla escatológica, librada por los ángeles y los miembros de la comunidad, resulta en una clara victoria divina. Y no puede ser de otra manera por cuanto es Dios quien lleva las riendas de la historia humana y cósmica. Y a los elegidos del pueblo santo los has establecido para ti en […] El [li]bro de los nombres de todos sus ejércitos está contigo en tu morada santa, […] en la morada de tu gloria. Y las mercedes de tus bendiciones […] la alianza de tu paz la brabaste para ellos con el cincel de la vida, para reinar […] en todos los tiempos eternos, para organizar los ejér[citos] de tus elegidos en sus millares y en sus miríadas, junto con tus santos y con tus ángeles, para que guíe la mano en el combate [y destruya] a los rebeldes de la tierra en tus grandes juicios. Y el pueblo de los elegidos de los cielos triun[fará] (1QRegla de Guerra XII, 1-5) (mira el libro de la vida en el Ap). Para más detalles: Schäfer Peter, The Origins of Jewish Mysticism, p. 116-122