Hillel el viejo y Shamai sobre el Reino de Dios
En una entrada anterior he comentado sobre el concepto rabínico del Reino de Dios. Veíamos que esta idea tiene una estrecha relación con la oración del Shema. Hoy me gustaría incluir un texto de la mishna para profundizar este tema. Los protagonistas son los grandes maestros de la generación inmediatamente previa a Jesús: Hillel y Shamai. Lo que está de fondo en esta discusión es el delimitar el espacio de lo sagrado y lo profano. En el Ber 1, 3 se habla de la siguiente manera sobre la circunstancias apropiadas para recitar el Shema: «Bet Shamai dice: En la tarde todos han de inclinarse y recitar el shema, y en la mañana han de ponerse de pie de forma recta, como esta dicho: «Cuando te acuestes y cuando te levantes» (Dt 6,7). Hillel dice: Todos lo pueden recitar del modo en que se encuentren, porque se dice: «Y cuando tu camines en el camino». Si esto es así, ¿por qué está escrito «cuando te acuestes y cuando te levantes»? Esto significa que cuando la gente se acuesta y se levanta». El punto es el siguiente, ¿se ha de recitar siguiendo un rito determinado con sus posturas físicas, o bien, en las circunstancias concretas y diversas en la que te encuentres? ¿Dónde y cómo se ha distinguir lo sacro de lo profano? Y aquí nos topamos de nuevo con el concepto del Reino de Dios. Y es que el recitar el shema implica el «aceptar el yugo del cielo», esto es, recnocer la existencia de Dios y su dominio sobre el mundo. El shema es una declaración solemne de esta soberanía, como si el hombre estuviese asistiendo a la ceremonia de la coronación del único y verdadero rey, tal como se conocía en el mundo greco-romano. El hombre, como los ángeles de los cielos, aceptan a la divinidad en verdadero estado de servidumbre. Dios es el único. Y sin embargo, Él ha escogido a su pueblo, y su pueblo ha decidido seguirlo. Esta dimensión esencial implica el don inmerecido de la Torá. Entonces, el aceptar el yugo de Dios, o lo que es lo mismo, su Unicidad y Poder, es aceptarlo como Rey…cada día al recitar la Shema. Esto es tan importante, tan esencial, que Shemai dice que no se puede recitar el shema en la circunstancias de la vida cotidiana en la que te encuentres. Criterio que no comparte Hillel, para quien toda la vida es sacra, y así, el hombre ha de reconocer la soberanía de Dios donde y como se encuentre. El texto de Ber 1,3 continua de este modo: «Rabí Tarfon dijo: «Una vez yo me encontraba en el camino [se supone que iba en burro, se detuvo y bajo para hacer sus oraciones] y me incline a recitar el shema en conformidad con las enseñanzas de Shammai, y entonces puse en peligro mi vida por la presencia de delicuentes». Ellos le dijeron: «Tu merecías haber perdido tu vida porque no actuaste de acuerdo a Hillel» ». De acuerdo a éste último, R. Tarfon debió haber recitado el shema mientras seguía conduciendo el burro. Para más detalles: The Sages Vol I: The Second Temple Period, pos. 4662.