Heracleón y el Cuarto Evangelio
Heracleón fue quizás el más temprano de los interpretes del cuarto evangelio. Así, el interpreta a la mujer samaritana en el pozo (Jn 4,5-42) como un ejemplo de conversión a la fe cristiana valentiniana. Y es que en la medida que ella va conversando con Jesús descubre que las aguas vivas son un don de Dios para aquellos que preguntan por ella. Entonces la mujer acepta inmediatamente la oferta, deseando poner fin a su constante sed. En ese sentido en Jn 4, 21-24 es una revelación para la mujer en el sentido que el verdadero Padre es Dios, quien es Espíritu y no puede ser adorado en representaciones en piedra o madera o identificado con el Dios de los judíos y su Templo. «Créeme, mujer, llega la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén se dará culto al Padre. Ustedes dan culto a lo que no conocen, nosotros damos culto a lo que conocemos; porque la salvación procede de los judíos. Pero llega la hora, ya ha llegado, en que los que dan culto auténtico adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque esos son los adoradores que busca el Padre. Dios es Espíritu y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad». [Ver Origen, Comentario de Juan, 133.97; 102, 104, 117-118]. El verdadero Dios es puro e invisible. Para Heracleón, desde el momento que la mujer descubre esta verdad se convierte en una persona pneumática o espiritual. Entonces ella va a llamar a su marido, esto es, a su ángel,que como su novio, habita en el mundo trascendente. Con esto Jesús está posibilitando la unión de la mujer con su contraparte celestial lo que la llevará a su redención (13. 67-72).
Otra historia interpretada por Heracleón es la del oficial real cuyo hijo está muriendo y que es sanado a la distancia por Jesús (Jn 4, 46-54) [Origen, Comentario de Juan 13. 416-426]. Heracleón interpreta que el Rey es Yave, y que su hijo enfermo representa al alma de una persona que no se ha convertido. El alma está gravemente enferma porque ha sido atrapada en Cafarnaún, esto es la materia, la ignorancia y el pecado. De acuerdo a Heracleón, esto significa que el niño se ha convertido a la Iglesia Apostólica. En este tipo de conversión Jesús tiene que sanar su alma y perdonar sus pecados, pero el alma no llega a ser inmortal. En todo caso no está todo perdido, porque el alma del muchacho se encuentra limpia y tiene la posibilidad de despertar al alma inmortal si es que se bautiza por segunda vez de acuerdo al rito valentiniano (ceremonia de redención). En esta segunda ocasión la muerte devora al alma mortal y el sujeto se viste de inmortalidad. Esto implica aceptar que Yave es el padre del mal: «El padre de ustedes es el Diablo y ustedes quieren cumplir los deseos de su padre» (Jn 8,44). Y es que algunas personas fueron creadas por Yavé, y comparten su mismo vestido, la misma sustancia material que Yavé ocupó cuando creó al diablo. Esto los hace parientes biológicos con el diablo. Hay que trascender la divinidad aparente de Yavé. The Gonstic New Age, 244-247.