El «resto» para Pablo (Rm)
La palabra resto (λειμμα) aparece por primera vez en Rm 9,27 y luego en 11,6. Pablo ocupa este término para convencer a la audiencia de que su interpretación de la historia, y especialmente del por qué la mayoría de los judíos, no han adherido a Jesús como Mesías. El resto es una expresión que tiene un claro significado teológico en la historia de Israel. Se refiere a una minoría de judíos fieles en relación a una mayoría que ha abandonado la Alianza y que Dios usa para hacer que Israel (esa mayoría infiel) regrese. La cuestión no reside en la fidelidad de Dios, o en que Éste amenace abandonar las promesas que alguna vez le hizo a Israel. La idea del resto se relaciona con el medio que utiliza Dios, después de castigar a Israel por su infidelidad a la Alianza, para restaurar a Israel como un acto de misericordia. Esta idea del resto la encontramos también en el CD donde sirve para validar la historia de la comunidad en el sentido que esta se identifica con el resto fiel que fue al exilio en Babilonia. En CD-A I 1-5; 10-11 leemos porque cuando fueron infieles al abandonarlo (a Dios), él ocultó su rostro de Israel y su santuario y los entregó a la espada. Pero cuando recordó la alianza de los primeros, preservó un resto para Israel y no los entregó a la destrucción…Y Dios consideró sus obras porque le buscaban con corazón perfecto, y suscitó para ellos un Maestro de Justicia para guiarlos en el camino de su corazón. La comunidad se identifica con este resto y toda persona ajena a ella es despreciado por Dios. Entonces Israel está dividido en dos partes, el resto y los que violan la Alianza (I 13-21). El resto son aquellos que se mantuvieron firmes en los preceptos de Dios, con los que quedaron de entre ellos, Dios estableció su alianza con Israel por siempre, revelándose las cosas escondidas (misterios) en las que había errado todo Israel: sus sábados santos y sus festividades…Y construyó para ellos una casa segura en Israel, como no la ha habido desde los tiempos antiguos ni hasta ahora. Quienes se mantienen firmes en ella, tendrán la vida eterna, y toda la gloria de Adán es para ellos. La idea del resto también stá presente en el 4 Ezra donde Dios había hecho con Abraham una alianza eterna prometiéndole que no abandonarías nunca su linaje (3,15). Esta alianza se enfatiza en el Sinaí: Y sucedió que cuando Tú hiciste salir a su linaje de Egipto y lo trajiste al monte Sinaí, inclinaste los cielos, estableciste la tierra, conmoviste el orbe, hiciste temblar los abismo, alarmaste al mundo, y tu Gloria pasó por las cuatro puertas (3, 17-19). La elección de Israel fue en medio de toda una multitud de naciones (5, 28) y sin embargo luego de la destrucción de Jerusalén y su templo reina la desolación total. Y ahora Señor, he aquí que estas gentes, que son reputadas como nada, nos dominan y devoran. Y en cambio, nosotros, tu pueblo, a quien llamaste primogénito, unigénito, emulador, carísimo, hemos sido entregados en sus manos. Y, si en favor nuestro ha sido creado el mundo, ¿cómo no poseemos al mundo como nuestra heredad? ¿Hasta cuándo esta situación? La salvación es para un resto: El Altísimo hizo este mundo a causa de muchos, pero el mundo futuro a causa de pocos (8,1). Este resto no es otro que aquellos que se han mantenidos fieles en la tierra de Israel para cuando llegue el Mesías, librará al resto de mi pueblo con misericordia, a los que fueron salvados dentro de mis confines, y los alegrará hasta que llegue el fin, el día del juicio del que te he hablado desde el principio (12,34). Pablo, por su parte, utiliza por primera vez el resto en Rm 9,27-28 citando a Is 10,22-23: aunque fuera tu pueblo, Israel, como arena del mar, sólo un resto volverá a él; la destrucción decretada rebosa justicia. El Señor va a cumplir en medio de la tierra la destrucción decretada. La segunda vez es en Rm 11,5: Del mismo modo, hoy queda un resto, por elección gratuita. La situación crítica que se presenta es que una gran cantidad de gentiles han aceptado a Jesús como Mesías, lo que no ha sucedido con los judíos. Para Pablo (Rm 9,6-13) esto no quiere decir que Dios haya fallado o que no haya sido fiel a sus promesas. Lo quiere decir es que la gran mayoría de Israel nunca estuvo en los planes de Dios como elegidos. Dios salva a través de un resto. La mayoría de Israel sólo se fundamenta en su propia justicia (Rm 9,30-10,21), pero la Ley en verdad solo se completa en Cristo. En definitiva se trata de un misterio: no todo aquel que se considera Israel es en verdad Israel. Así, por ejemplo, si bien tanto Isaac como Esau eran israelitas, el primero fue elegido y no así el segundo. De allí la cita de Is 10, 22-23. En Rm 11, 2-6 Pablo aclara, Dios no ha rechazado al pueblo que había elegido. Ustedes conocen lo que cuenta la Escritura de Elías, cómo suplicó a Dios contra Israel: Señor, han matado a tus profetas, han demolido tus altares; quedo yo solo, y me buscan para matarme. ¿Qué le responde el oráculo?Me he reservado siete mil hombres que no han doblado la rodilla a Baal. Del mismo modo, hoy queda un resto, por elección gratuita. Ahora bien, si es gratuita, no se debe a las obras, porque entonces no sería gratuita. A diferencia del resto en el relato de 1Re que se habían mantenido fieles a la alianza, el resto para Pablo lo es sólo por la gracia de Dios. Todo se encuadra en el plan de Dios: Quiero, hermanos, que no ignoren este secreto, para que no se tengan por sabios: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que la totalidad de los paganos se incorpore. Y entonces todo Israel se salvará, según lo escrito: De Sión saldrá el liberador para alejar los crímenes de Jacob. Y ésta será mi alianza con ellos cuando perdone sus pecados (Rm 11,25-26). Para más detalles: «Who is the Righteous Remnant in Romans 9-11?», Shayna Sheinfeld, Paul the Jew, pos. 569-819