El Mesías, la Unción y el Oleo Santo (M. Barker)
Muchas historias corrían en el tiempo de las primeras comunidades cristianas respecto al aceito u oleo santo con el cual se ungía. De acuerdo a Num 18,7; Num 3,10 (LXX); Tosefta Kippurim 2,15 el oleo para la unción, junto con otros ornamentos sagrados y secretos, se guardaba en el santo de los santos y sólo era conocido por los sumos sacerdotes quienes eran los únicos que traspasaban el velo que separaba lo celestial de lo terreno. Sin embargo, desde hace más de 600 años, decían, el oleo santo se encontraba escondido. Ningún sumo sacerdote había sido ungido con este aceite desde entonces ( Mishnah Megillah 1.9). Esto se explicaba porque durante la revolución en el Reino de Josías (VII a.c.) muchos de los tesoros que se guardaban en el Templo habían desaparecidos. El arca de la alianza, la vara de Aarón, y el santo oleo. Aún así corrían historias sobre la unción de distintos personajes. Conocemos el caso de Enoc, el consagrado o ungido, quien entra en el santo de los santos celestial para ser ungido. Cuando está delante del Señor, el arcángel Miguel se le acerca, le quita sus vestidos terrenales (su cuerpo mortal) y le pone vestidos de Gloria (2Enoc 22). En ese momento Miguel lo unge con el aceite descrito como más grande que la más grande luz…como un rocío dulce, con una fragancia de mirra. Este es el oleo descrito en el Sal 110 que hacía del rey un hijo de Dios, y de acuerdo al Sal 133 el que fue esparcido en la cabeza de Aarón como rocío. Es importante constatar que cuando Enoc fue vestido y ungido se convierte en un ángel como aquellos que alaban a Dios en las cortes celestiales. Pero hay más porque en ese momento Enoc es instruido por uno de los ángeles grandes en la sabiduría de la creación (1Enoc 22) relacionando al aceite con la sabiduría. Filón de Alejandría también conocía las tradiciones concernientes al oleo o aceite santo que transformaba al sumo sacerdote de mortal a Hijo de Dios. Él lo describe como si en el momento de la unción la mente de éste fuese iluminada con una luz brillante, además de poder vestir los vestidos propios del oficio (Filón, On Flight and Finding, 109-110). También en la Historia de Adán y Eva se nos dice que cuando el primer hombre estaba muriendo le pidió a Eva y a Set regresar a la puerta del Edén y coger algo del aceite para ungirlo. Este aceite se encontraría en la madera del árbol de la vida. Más tarde el ángel Miguel encontrará a la madre con su hijo y les dirá que no les dará el aceite de nuevo hasta los últimos días (La vida de Adán y Eva 40-43).
Como podemos ver entre lineas existe también una relación entre el oleo santo, el árbol de la vida que se encontraba en el paraíso y la sabiduría. Clemente creía que el Hijo de Dios antes de su encarnación había sido ungido con el oleo de la madera del árbol de la vida, y que esta era la razón del por que era conocido como el mesías o el ungido. El mismo mesías ungía a todo aquel que viniese a su Reino. Esta unción significaba que serían portadores de una luz brillantes, del Espíritu Santo en plenitud, y de la vida eterna (Clementine Recognitions 1.45). Esta conección entre el santo aceite y el árbol de la vida, si bien no es bíblica, se encuentra en el Zohar donde se dice que el aceite para la luz alimenta la lampara de los siete brazos del Templo que representa al árbol de la vida. Una conección más cercana la encontramos en 2Enoc 8 donde el árbol de la vida es recordado como el árbol de fuego. Enoc lo describe como hermoso, perfumado, de oro, y rojo como el fuego. El árbol de la vida era el símbolo de la sabiduría ya que el oleo fluía desde la segunda a la primera. En el Salmo 36,9 se nos dice que contigo esta la fuente de vida, y en tu luz nosotros podemos ver la luz. Isaias describe el efecto del aceite santo cuando habla sobre el Espíritu del Señor descansando sobre la descendencia de la casa real. En el texto de Is 11,2-3 se dice que su perfume será el temor del Señor. Otras traducciones tiene deleite lo que lo vincula más con el aceite santo. La persona ungida recibe el don del Espíritu que da al sabiduría y que trasforma la manera de conocer el mundo. El Sal 110 describe como el rey llega a ser Hijo de Dios en la Gloria del santo de los santos. Éste recibe el rocío del aceite y comienza a ser sacerdote como Melquizedek. Este aspecto del oleo santo fue conocido por el Papa León quien habla en el siglo V de los magos que durante la epifanía ofrecen incienso a Dios, mirra al hombre, y oro al rey (St León el Grande Sermón 5 Sobre la Epifanía). Agrega que aquel que ha ofrecido mirra creía que el hijo único de Dios estaba unido a la verdadera naturaleza humana (Sn León el Grande Sermón 6 Sobre la Epifanía). Por lo tanto, la unción con el oleo santo se entiende en el contexto de la transformación del hombre en Hijo de Dios con los dones que conlleva. En las Odas de Salomón también se mencionan los misterios relacionados con el oleo santo de manera similar a como lo habíamos visto en el caso de Enoc: mis ojos estaban iluminados, y mi rostro recibió el rocío. Mi alma/vida fue refrescada con la placentera fragancia (o aroma) del Señor (11.14-15). El Evangelio de Felipe menciona dos árboles en el paraíso. Cada uno de ellos conduce a una vida muy distinta: la mortal o la angelical. Hay dos tipos de árboles que crecen en el paraíso. Uno produce animales y el otro hombre. Adán comió del árbol que produce animales y llego a ser animal. Sus descendientes fueron animales. A pesar de lo dañado del texto, es posible reconstruir que si hubiese comido del otro árbol, el de la vida, hubiese llegado a ser como ángel pues en el contexto del Evangelio de Felipe ser como hombre implica el estado angelical. Para más detalles: THE HOLY ANOINTING OIL, Margaret Barker, 2008.