Uno de los cambios más interesantes que se da en el uso del término
judío en el segundo siglo a.c. radica en que no se refiriría
solamente a un pueblo étnico o geográficamente definidos, sino a todo aquel, con indepedencia de su background, que ha llegado a creer en el Dios de los judíos (sentido religioso) o que es ciudadano de un estado que se ha aliado con los judíos (sentido político). El término
Ioudaios es explicado por Josefo teniendo tres significados principales (A.J. II.173): uno es judío en función a su nacimiento y/o geografía; en función de su religión o cultura; en función a si es ciudadano o aliado del estado judío. Este cambio se va viendo, por ejemplo, en 2Mac 6,1 y 6,6 donde el confesarse judío implica más que la circuncisión o el observar leyes ancestrales. De acuerdo a 6,1 la ley de los judíos viene de Dios, lo que implica que ser judío es también creer en el Dios de los judíos, el único y verdadero Dios, el creador del cielo y la tierra. De acuerdo a 6,6 el ser judío implica seguir las costumbres de estos. Más significativo es 2Mac 9,17 donde un arrepéntido Antioco promete hacerse judío y proclamar el poder de Dios. Aquí claramente el ser judío ya no es sólo una categoría étnica, sino religiosa. Este es el primer texto que da testimonio de este cambio de significado. Entre los textos griegos, a su vez, hasta el primer siglo a.c.
Ioudaios siempre tiene un significado étnico-geográfico. Es el caso de Hecataeus de Abdera (n.II par.2); Manetho (n. 19 par. 90 y n. 21 par.228); Hermippus (nos. 25,26); Mnaseas (n. 28); Agatharchides (n. 30); Polybius (n. 32); Laetus (n. 39) etc. Incluso cuando los autores latinos y griegos se refieren a los
ioudaios de la diaspora, lo hacen en términos de aquellos que pertenecen a una etnia. Una definición étnica de
ioudaios lo convierte en un término estático, infranqueable. Una persona no egipcia no puede convertirse en esa época en un egipcio. Una persona no siria no puede convertirse en un sirio. Lo mismo un no judío no podía llegar a ser un judío. Podía ser un simpatizante, pero nunca un judío propiamente tal. Y esto es precisamente lo que encontramos una y otra vez en la Biblia. Cuando los judíos atacaban y conquistaban una ciudad o nación los destruían, no los incorporaban o convertían al judaísmo. A los cananeos o a los filisteos se les mata o se les obliga a pagar tributos, no se los convierte. Incluso extranjeros simpatizantes como Zelek el amonita o Uría el hitita, nunca se convierten (no se les pasa por la cabeza), nunca son considerados judíos. Textos como Is 56 dan a entender que los extranjeros que se sienten unidos a Israel en este tiempo pre-escatológico son excluídos del culto del templo. La estructura tribal, el mito de un ansestro común, y la relación entre Dios, nación y tierra, todo conspira contra la idea de llegar a ser judíos por conversión. Los gentiles podría bendecir al Dios de Israel, ofrecer sacrificios por Él, estar impresionados por su poder y milagros, reconocerlo incluso como el más grande entre los dioses, pero esto no hacía que llegasen a ser judíos. Por lo tanto el texto de 2Mac 9,17 es realmente importante porque implica el cambio a un entendimiento de este término en un modo religioso. En otras palabras, implica que una persona puede llegar a ser
judío cambiando sus creencias y prácticas. Este entendimiento del término
Ioudaios se comenzará a adoptar también en la literatura griega y romana de finales del siglo I a.c. donde, si bien sigue teniendo un significado étnico-geográfico, comienza también a referirse a la adhesión a una determinada religión.
Ahora bien, para entender esta transición también debemos constatar que en el tiempo de los hasmoneos, y bajo influencia de la cultura helénica, naciones más pequeñas que hacían alianza con Judea adoptaban la definición de Ioudaios. Un ejemplo clásico es el de los idumeos, quienes de acuerdo a Josefo en la A.J (13, 257-258), adhirieon al estado judío aunque no todos voluntariamente. Los idumeos se vieron bajo la disyuntiva de adherir a un estado más fuerte (el de los judíos Hasmoneos) o rebelarse con una gran probabilidad de salir derrotados. El adherir a la confederación judía les garantizaba el continuar viviendo en sus tierras con la condición de aceptar la circuncisión y la obligación de vivir de acuerdo a la ley judía. Los idumeos, y luego los itureos, aceptaron esta incorporación en los días de Alejandro Janeo (83 a.c), ejemplo que no fue seguido por los habitantes de Pella que fueron exiliados y luego su ciudad destruida. Las fuentes son disimiles en relación a cuan voluntaria fue la adhesión de los idumeos o itureanos a la confederación judía (Strabo dice que fue voluntaria; Ptolomeo, obligatoria; Josefo, fifty fifty), pero lo que es claro es que llegaron a ser ioudaios en términos políticos, y en ese sentido observantes de la ley judía. Esta adhesión al judaísmo guarda una fuerte influencia griega. Recordemos que en las ciudades-estados griegas la ciudadania se entiende como un concepto movible, independiente de la cualidad étnica de los sujeto, y dependiente de las alianza que estos establecen con otras ciudades-estados más fuertes. Uniéndose a los judíos, los idumeos y los itureos perdían su ciudadania, sus costumbres y su nombre (ahora son judíos), lo mismo que los poloponesos y los Sicioanos lo hicieron cuando se unieron a la ligar Aquea. Pero pasaban a ser parte de una liga, la judía, mucho más fuerte para enfrentar a sus enemigos. Para más detalles: The Beginnings of Jewishness: Boundaries, varieties, uncertainties, 1209- 1491