La Cristofanía…o mal llamada conversión de Pablo
El hecho decisivo en la vida de Pablo fue su cristofanía, esa visión que tuvo de Cristo resucitado que cambiaría el curso de su vida y la evolución del cristianismo primitivo. Este acontecimiento es conocido principalmente a través de la famosa historia narrada en Hechos de los Apóstoles. En ella se nos describe a Pablo, perseguidor de la Iglesia de Jesús, que de camino a Damasco es cegado por la luz divina que le interpela, Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?´Esta critofanía es una historia muy bonita, pero que nos centra en una perspectiva parcial e interesada, la del autor de Lucas-Hechos.
La mal llamada conversión de Pablo es conocida en los Hechos de los Apóstoles a través de tres versiones: 9,1-19; 22,-1-23; 26,12-23. Aparecen evidentes problemas cuando estudiamos estos textos. Primero, existen ciertas omiciones y contradicciones en las fuentes que maneja el autor de Hechos. Solo por mencionar dos ejemplos, la respuesta de Jesús ante la pregunta de Saulo en 9,5 no es la misma que en 22,8 o en 26,15-18; la condición de los testigos tampoco es igual en 9,7 donde oían la voz y no veían nada, que en 22,9 donde veían la luz pero no escuchaban nada, o que en el capítulo 26 donde no se nos dice nada al respecto. Segúndo, además de estas omiciones o contradicciones hay ciertos puntos que nos hacen dudar de la historicidad de la experiencia de Pablo camino a Damasco. Muchas veces el autor de Lucas-Hechos ocupa la imagen del camino hacia como metáfora para significar la vida del cristiano donde en un momento determinado irrumpe Dios. Es el caso de la parábola del buen samaritano (Lc 10, 25-37) que ocurre de camino a Jérico; la aparición del resucitado a los perégrinos de camino a Emaús (Lc 24, 13-34); la conversión del etiope eunuco sucede de camino a Gaza (Hch 8,26-40). Lo sucedido por Pablo camino a Damasco no tiene por qué ser una excepción. Tercero, la construcción literaria de la conversión sigue todas las convensionalidades exígidas a ese tipo de relato y que están presentes en las grandes vocaciones del AT, lo que nos hace muy difícil distinguir el acontecimiento histórico de la convención literaria. Por lo tanto, no podemos estar seguro si la cristofanía sucedió de camino a Damasco, menos en las condiciones descritas por Lucas-Hechos.
Más conveniente que mirar la versión de Hechos es el ir directamente al testimonio de Pablo respecto a su cristofanía. Esta se constituye en el punto de partida, de referencia y de llegada en los escritos paulinos. Aunque Pablo no habla de los detalles o circunstancias, menciona en reiteradas ocaciones que vió a Jesús como Señor (1Cor 9,1); que Jesús se le apareció (1Cor 15, 8); que Dios tuvo a bien revelarle a su Hijo (Gal 1,8); que fue testigo de la revelación de la Alianza en Gloria (2Cor 3,8-9.18; 4,4.6); la revelación de Jesús Cristo (Gal 1,12); conocimiento de Cristo Jesús mi Señor (Fil 3,8); recibió misericordia (2Cor 4,1); recibió autoridad (2Cor 10,8;13,10); recibió gracia (Rom 1,5; 15,15; 1Cor 3,10;15,10; Gal 1,9); Dios le envió a predicar a Cristo (1Cor 1,17). Todas estas expresiones hablan de una experiencia de visionaria muy importante de Cristo la que servirá para justificar su autoridad, su misión, sus esfuerzos, su pensamiento, y su ejemplo.
La conversión de Pablo bien puede entenderse como su transformación. Pablo en 1Cor 8,5-6 reconoce la existencias de varios señores y dioses en los cielos, pero un solo Dios del cual han procedido todas las cosas y para quien nosotros existimos, y un solo Señor, por medio del cual han sido creadas todas las cosas, y para quien nosotros también existimos. Si bien Pablo no usa Dn 7, 9-13, ni se refiere a Jesús como el Hijo del Hombre, sí lo menciona con frecuencia como el Señor, reconociendo su divinidad. De especial interés son los textos de Rm 1,2-4 y Flp 2, los cuales, a pesar de no aludir al Salmo 110, sí apuntan a la divinidad de Jesús. En Flp 2el título Señor aplicado a Jesús tiene reminiscencias de Is 45,23 donde se refiere a Dios mismo. El temprano conflicto judío entre la secta de los cristianos y los fariseos no es tanto una cuestión de reconocer un segundo dios, cuanto el ofrecerle el culto. En efecto, esto parece estar en el corazón de la persecución de Pablo, previo a su conversión, en contra de los cristianos (Gal 1,13-14; 1Cor 15,9). La conversión del apóstol de los gentiles se produce cuando Dios reveló a su hijo en mí para que lo predicara a los gentiles (Gal 1,16). En adelante, Pablo no tendrá problemas de adorar a Jesús como Mesías e Hijo de Dios. Junto a las comunidades cristianas Pablo entonará himnos en honor a Cristo (Flp 2,9-11; Ap 5,1-14) y confesará que él es el Señor (Rm 10,9-10; 1Coe 12,3). Bautizará a conversos en el nombre de Jesús. Más que un llamado profético, tal como lo narra Lucas en Hechos, la conversión de Pablo tiene que ver con una experiencia extática, con fuertes contenidos apocalípticos y visionarios, que le mueven a entender que verdaderamente Jesús es el Señor. La conversión de Pablo es su transformación que le mueve a decir: No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Rm 12,2). El mismo lenguaje respecto a su transformación es discernible en Flp 3,7-11 donde realiza un contraste entre su vida pasada y presente a la luz de la ley y la fe, la resurrección y la muerte, y el anhelo de ser transformado en Cristo a través de su muerte. El lenguaje ocupado por Pablo tiene que ver con su transformación, con el pasar de un estado a otro, con el llegar a ser Cristo. Algo similar sucede con las imágenes utilizadas por Pablo en 1Cor 15, 37-42 donde nuevamente apuntan al proceso de transformación: Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, sea de trigo o de otro grano. 38 Y Dios le da el cuerpo que él quiere, y a cada semilla su propio cuerpo….42 Así también sucede con la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.
Es de gran importancia estudiar la cristofanía de Pablo desde sus propios escritos, y no desde los Hechos, porque nos abre las puertas al desarrollo de la cristología más temprana desde su propia experiencia. Un sólo ejemplo es suficiente para ilustrar el punto. En 2Cor 3 Pablo habla de su cristofanía como la revelación de la Gloria de Dios en Jesús. Esto no sólo es importante porque legitima la autoridad paulina (2Cor 3,8.9.11) al modo como la autoridad de Moisés en el Sinaí fue legitimada cuando recibió las tablas de la ley (2Cor 3, 7.8.9.11). Más importante aún es porque a través de su visión de la Gloria divina en Jesús el apóstol asocia intimamente a éste con un aspecto que define a Dios, su Gloria. Así nos abre las puertas al desarrollo cristológico más temprano que se da a partir de la experiencia visionaria que asimila a Jesús resucitado con la gloria de Dios.