El Templo….cuestión de comunidades y no de un lugar determinado.
Los cánticos del sacrificio sabático nos pueden aportar una interesante perspectiva hermenéutica para entender a la comunidad del Qumran. Estos monjes se entendían como el verdadero Israel, aquellos que tenían acceso al Templo celestial donde, transformados, alababan a Dios junto a los ángeles. El Consejo de la comunidad, el grupo de elite de los monjes, algo así como los 12 en el caso del movimiento de Jesús, tenía que cumplir una serie de requisitos físicos y de pureza (1QS Regla mesiánica) precisamente porque en las liturgias alababan a Dios junto a seres celestiales. Este consejo lo componían 12 hombres, como representantes del verdadero Israel; más 3 sacerdotes como representantes de los hijos de Aaron (1QS 8, 1-15)Pero no sólamente el consejo de la comunidad, sino que toda ella se entendía como santa (1QS 1,1-15) usando imágenes relacionadas con el Templo para defenirse: plantación eterna, casa de santidad para Israel, suprema santidad para Aarón, los elegidos de la Voluntad de Dios, la verdad de Israel. En el mismo rollo leemos una oración ofrecida de manera correcta es un sacrificio agradable para Dios debido a su justicia y perfección (1QS 9,5). También en los Tratados sobre la guerra (1QM, IV) la comunidad ocupa términos relacionados con el Templo para definirse a ellos mismos: Congregación de Dios, asamblea de Dios, los llamados por Dios. MMT ofrece también una lista de desacuerdos legales-religiosos en relación al Templo de Jerusalén y sus rituales que lo inhabilitaban para la adecuada relación con Dios.
Pablo también habla de sus comunidades cristianas como Templo: ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? (1Cor 3,16-17). Los cristianos son ministros de Dios oficiando al modo de los sacerdotes (Rom 15,16). Las mujeres deben cubrirse la cabeza en el culto (1Cor 11, 4-6) porque en éste están junto a los ángeles alabando a Dios (1Cor 11,10). Pablo también habla de los cristianos como los santos o elegidos de Dios haciendo referencia a la naturaleza transformada del creyente.
En Juan 2, 19 Jesús se identifica con el Templo, el lugar donde los cristianos adoran en espíritu y verdad (4,23 ). Jesús llama también al Templo casa de mi padre (2,16; 14,2-3) realzando la intimidad que tiene con Dios. Jesús es el Logos hecho carne que puso su casa en nosotros (1,14) ( evskh,nwsen evn h`mi/n). En torno a Jesús ascienden y descienden los ángeles constituyendo la escala por medio de la cual Jacob subió (viajó) hasta Dios (1,51). De Jesús brotan ríos de agua viva (7,37ss) como símbolo del Espíritu (19,34). Este Templo se construye mediante la efusión del Espíritu (19,30; 20,22) y da lugar a la nueva comunidad. El Espíritu en medio de sus discípulos es garantía de la presencia de Jesús hasta la parusía y constituirá la fuente de comunión entre los discípulos y Dios (14,17). Esto implica el lugar espiritual donde Jesús habita en comunión con su Padre y que invita a los creyentes a habitar en él a través del creer. El capítulo 14 del Evangelio viene a desarrollar y profundizar esta misma idea. La nueva casa del Padre se identifica no sólo con Jesús, sino también con la comunidad de los discípulos entre sí, con el paráclito, con el Hijo y con el Padre. Esto a través del creer, amar, conocer, guardar su palabra y el ver.