La resurrección como angelificación del creyente
En Mc 12,18-27 se nos presenta a Jesús discutiendo con los saduceos respecto a la resurrección de los muertos. Los saduceos, que no creían en ésta, exponen un problema práctico a partir de la aplicación de una norma de la Torah. Si una mujer ha estado casada siete veces, ¿de cuál de los siete maridos será esposa cuando resucite? La respuesta de Jesús es muy interesante porque nos abre las puertas a lo que él creía respecto a la resurrección: cuando resuciten los muertos no se casarán ni se darán en casamiento porque serán como ángeles en los cielos (12,25). ¿Qué significa esta respuesta? ¿Es que Jesús creía que la resurrección era convertirse en ángeles?
En Dn 7,18-29 los justos son llamados los santos (v.21) y los santos del Altísimo (v.v. 18,22, 25,27). El uso de este sustantivo calificativo para los justos es interesante porque en otras partes de las escrituras estaba reservado sólo a los seres celestiales (Job 5,1; 15,15; Zac 14,5; Sir 42,17). También se nos dice que los justos o elegidos están llamados a participar en el reino eterno (v.v. 18,27) al modo como el Hijo del Hombre (Dn 7,14). Todo esto indica que el autor del libro de Daniel imagina la suerte de los justos en términos análogos a los ángeles del cielo. Lo mismo se enfatiza en Dn 12,1-3 donde se nos describe la vida después de la muerte del justo como aquellos que se despiertan de un sueño (v.2): los que tienen entendimiento resplandecerán como el resplandor del firmamento, y aquellos que enseñan la justicia a la multitud como las estrellas por siempre (v.3). Que el autor de Daniel tenga en vista una especie de angelificación se confirma en la Carta de Enoc (1Enoc 104,1-104,6) donde se les promete a los justos que los ángeles los recordarán delante de Dios. Ellos van a brillar como las luces del cielo (v.2) y van a producir un gran regocijo como los ángeles del cielo (v.4) con los cuales serán compañeros (v.6). En los escritos del Qumran también hay una relación entre el justo y los ángeles: estos van a ayudar a los hijos de la luz en la guerra escatológica contra los hijos de las tinieblas (Reglas sobre la guerra; 1QS 11.8; 1QSb (1Q28b) 3.6; 4.26; 1QHa 11.21–23; 14.13; 19.11–14; col. 23 frag. 2 lines 1–3, 10, 14; col. 25 frag. 5 line 3; frag. 10 lines 6–7; 4QHa frag. 7 col. 1 line 11; 1Q36 frag. 1 line 3; 4Q181 frag. 1 lines 3–4; 4Q491 frag. 24 line 4; 4Q511 frag. 2 line 8; frag. 8 line 9; 1QM 12.1–2) ; la comunidad participa con los ángeles en la liturgia celestial (los Cánticos del sacrificio sabático 4Q400 2.5–9;); la presencia de los ángeles supone marginar de la guerra santa y de la liturgia presente y futura a todos aquellos impuros (1QM 7.6 (cf. 4Q491 frags. 1–3 line 10); la presencia de los ángeles en la comunidad garantiza el bienestar de la misma (11Q14 (from War Rule) 1.6–13). (Para más detalles: Stuckenbrug, Loren, The Formation and the Reformation of Daniel in the Dead Sea Scrolls).
En Dn 7,18-29 los justos son llamados los santos (v.21) y los santos del Altísimo (v.v. 18,22, 25,27). El uso de este sustantivo calificativo para los justos es interesante porque en otras partes de las escrituras estaba reservado sólo a los seres celestiales (Job 5,1; 15,15; Zac 14,5; Sir 42,17). También se nos dice que los justos o elegidos están llamados a participar en el reino eterno (v.v. 18,27) al modo como el Hijo del Hombre (Dn 7,14). Todo esto indica que el autor del libro de Daniel imagina la suerte de los justos en términos análogos a los ángeles del cielo. Lo mismo se enfatiza en Dn 12,1-3 donde se nos describe la vida después de la muerte del justo como aquellos que se despiertan de un sueño (v.2): los que tienen entendimiento resplandecerán como el resplandor del firmamento, y aquellos que enseñan la justicia a la multitud como las estrellas por siempre (v.3). Que el autor de Daniel tenga en vista una especie de angelificación se confirma en la Carta de Enoc (1Enoc 104,1-104,6) donde se les promete a los justos que los ángeles los recordarán delante de Dios. Ellos van a brillar como las luces del cielo (v.2) y van a producir un gran regocijo como los ángeles del cielo (v.4) con los cuales serán compañeros (v.6). En los escritos del Qumran también hay una relación entre el justo y los ángeles: estos van a ayudar a los hijos de la luz en la guerra escatológica contra los hijos de las tinieblas (Reglas sobre la guerra; 1QS 11.8; 1QSb (1Q28b) 3.6; 4.26; 1QHa 11.21–23; 14.13; 19.11–14; col. 23 frag. 2 lines 1–3, 10, 14; col. 25 frag. 5 line 3; frag. 10 lines 6–7; 4QHa frag. 7 col. 1 line 11; 1Q36 frag. 1 line 3; 4Q181 frag. 1 lines 3–4; 4Q491 frag. 24 line 4; 4Q511 frag. 2 line 8; frag. 8 line 9; 1QM 12.1–2) ; la comunidad participa con los ángeles en la liturgia celestial (los Cánticos del sacrificio sabático 4Q400 2.5–9;); la presencia de los ángeles supone marginar de la guerra santa y de la liturgia presente y futura a todos aquellos impuros (1QM 7.6 (cf. 4Q491 frags. 1–3 line 10); la presencia de los ángeles en la comunidad garantiza el bienestar de la misma (11Q14 (from War Rule) 1.6–13). (Para más detalles: Stuckenbrug, Loren, The Formation and the Reformation of Daniel in the Dead Sea Scrolls).
A pesar que en Daniel y en la Carta de Enoc la angelificación se vislumbra como después de la muerte, y en el Qumran como algo presente, la idea es la misma: la plenitud del hombre se realiza a través de su transformación en ángeles. Es interesante constatar que Jesús, mucho más cercano a las doctrinas fariseas, comulga con estas ideas, lo que demuestra dos cosas. Primero que el judaísmo del tiempo es complejo, las ideas se cruzan de un «partido» a otro, haciendo que cualquier categorización (escenios, fariseos, saduceos, zelotas) una simplificación. Segundo que el cristianismo primitivo, ya desde su fundador, tiene una fuerte impronta mística o visionaria que debemos considerar al momento de estudiar conceptos como resurrección, Reino de Dios y otros.