Metatrón y sus origenes
Enoc es el héroe antidiluviano cuya función era discernir la voluntad divina y darla a conocer a los hombres. En el 1Enoc, en los Jubileos, y en el Libro de los Gigantes, no se establece directamente que el patriarca haya sido sentado en un Trono en el cielo. Es verdad que en las Similitudes Enoc aparece transformado en el entronizado Hijo del Hombre, pero las referencias no son del todo explícitas. Sí lo es en el 2Enoc 24,1-2 donde el héroe se sienta a la izquierda de Dios, más cerca que el mismo Gabriel: Y el Señor me llamó y me dijó: Enoc sientate junto a mi a la izquierda con Gabriel. Y yo obedecí al Señor. Y el Señor me dijo: Amado Enoc, lo que sea que veas, y lo que sea que se mueva o que esté en reposo, ha sido llevado a la perfección por mí. Yo mismo te lo explicaré. En el Sefer Hejalot o 3Enoc el personaje es elevado y transformado en un ángel que está sobre todos los demás seres celestiales, llegando a constituirse en una especie de segunda divinidad, una manifestación algo menor del Nombre de Dios. Tal transformación es única en cuanto a la exaltación que implica. Uno de los títulos que recibe el Metatrón en el 3Enoc es el de dios menor (N+qh hwhy), el que ocurre en Synopsis 15, 73, y 76. En el primer caso vemos cómo Metatrón le dice a Rabí Ismael, el Santo, sea bendito, me hizó un mejestuoso vestido…y me llamó el YHWH menor delante de toda su familia en lo alto, como está escrito, «su nombre está en él». Este título es indicativo de su carácter representativo, vicario, de vice-regencia en relación a Dios, y de una segunda manifestación del nombre divino. Como Ángel del Señor , Metatrón sirve delante del Trono de Dios y supervisa la liturgia celestial. Él se sienta en un Trono que es una replica al Trono de Gloria y viste un vestido de Gloria semejante al de Dios. Su corona real sobre la cual, y en letras místicas, está inscrito la representación cósmica y celestial (3Enoc 1,82). Ha sido intermediario de Dios en la creación y sigue siéndolo entre los mundos superiores e inferiores; guía, además, a los visionarios en sus ascenciones a los cielos y les revela los secretos concernientes al cosmos y la historia. Por delegación él tiene la autoridad divina y la potestad de juzgar al mundo. Su cuerpo (siur Qomah), al modo de la Gloria divina, cubre el mundo entero, aunque el autor de la obra se cuida de distinguir la importancia de ambos. Su cuerpo ha adoptado dimensiones gigantescas. Tiene, por ejemplo, 365.000 ojos (9,2-3), Dios le ha dado un trono y atestigua su elevada estatura a todos los ángeles (cap. 10), se le llama príncipe de la presencia divina y Yahvé menor (10; 12,5), luce majestuosos y brillantes vestidos (12,1-4) y se ciñe una espléndida corona . Metatrón adquiere no sólo estatus de rey sino también de sumo sacerdote .Se relaciona con el sumo sacerdote de los cielos (3Enoc 15; Siur Comá; Números Rabbah 12,12); con una divinidad menor o el ángel de Yavé (ver el paralelo entre Yahoel y Abraham en el Apocalipsis de Abraham, y Metatrón y R. Ismael en 3Enoc 12.48); con el Príncipe de la Presencia o Príncipe que es el rostro de Dios (Siur Comá); con una figura análoga al demiurgo (3Enoc 11; La visión de Ezekiel) .Para más detalles: A. Orlov, The Enoch-Metatron Tradition (TSAJ, 107; Tuebingen: Mohr-Siebeck, 2005), pp. xii+383
¿Qué explica la exaltación de un personaje como Enoc a semejantes alturas? Los pasajes del Talmud que mencionan a Metatrón lo identifican, ya en el siglo II, con el ángel Yahoel o bien con el ángel Miguel. Las características de este ángel serán posteriormente atribuidas a Metatrón, y hasta el siglo IV, en el Talmud, Miguel y Metatrón se mencionan para referir al mismo personaje. A partir de entonces Metatrón se convierte en el nombre secreto de Miguel e incluso se emplea para referirse al nombre secreto del Poder de Dios. Las implicaciones mágicas de estas enseñanzas residen en el poder que otorgaba conocer los nombres divinos. La importancia de considerar el origen de Metatrón en Yahoel está en el carácter pre-existente de éste. No sucede así en el Targum y la literatura agádica, donde Metatrón tiene otros acentos. En primer lugar, se identificaba en su origen con Enoc, quien después de una vida piadosa, fue elevado al cielo como ángel llamado Yahoel o como el ángel Miguel. Su carne se convirtió en llamas, sus venas en fuego, sus ojos en destellos brillantes. Estas ideas acerca de la transformación de Enoc ya eran conocidas en el siglo II y tuvieron un valor relevante en la apocalíptica y en Hejalot . Enoc, por lo demás, no sería el único héroe en sufrir una transformación al subir a los cielos. Lo mismo se predicaba de Moisés, Abraham, Leví, y el mismo Jesús. Como sea, el origen de Metatrón es imposible circunscribirlo a una sola corriente, son varias, aunque se pueden circunscribir a dos movimientos fundamentales. El primero, el Metatrón pre-existente cuyo origen es el ángel Yahoel. La segunda, el Metatrón transformado, cuyo origen es Enoc, el héroe antidiluviano.