El carácter sacerdotal de Enoc es otra pista importante para entender la
transformación de Jesús a partir de su resurrección (y sospecho desde su bautismo) en sumo sacerdote. El carácter sacerdotal de Enoc-Metatrón hunde sus raíces en diversas fuentes, entre las cuales se cuenta el rol sacerdotal de ciertos ángeles prominentes de la corte celestial. Es el caso de Miguel según el material talmúdico
b. H9ag. 12b, b. Menah. 110a, and b. Zebah. 62a. Ahora bien, también las raíces pueden ser aún más antiguas. En el libro de los
Jubileos (II a.c.)
, Enoc es un sumo sacerdote al ser elevado al
paraíso que representa el Templo celestial (4,23) donde quemó incienso y suaves especias (4,25-26) . En
1Enoc 14 el héroe aparece no sólo cerca de la Gloria divina cuando la contempla sentada en el Trono (1Enoc 14,21), sino que también en el Santo de los Santos celestial intercediendo por los ángeles caídos en un rol evidentemente sacerdotal. En el
2Enoc tenemos a los descendientes de éste, incluído su hijo Methuselah, como los constructores de un altar en el lugar desde donde Enoc había subido a los cielos. En el mismo texto Enoc se presenta como sacerdote dándole instrucciones sobre los sacrificios a sus hijos. Esta idea de Enoc transformado en sumo sacerdote de los cielos se corresponderá con la figura de Metatrón en el
3Enoc. En este texto (15B) se le encomienda a Metatrón el Tabernáculo celestial:
Metatrón es el príncipe de los príncipes y está de pie delante de él quien está encima de todos los dioses. Él va bajo el Trono de Gloria, donde él tiene el luminoso tabernáculo celestial y saca el ensordecedor fuego y lo pone en los oídos de las creaturas santas para que éstas no puedan escuchar el sonido de las palabras que salen de la boca del Altísimo. En
Números Rabá 12,12 leemos al respecto:
Rabí Simón explicó: cuando el Santo, bendito sea, le ordenó a Israel levantal el Tabernáculo, le indicó a los ángeles que le servían que hiciesen lo mismo, y cuando el primero fue eregido abajo, el otro fue eregido en lo alto. Éste último fue el Tabernáculo del Joven cuyo nombre era Metatrón, y desde entonces éste ofrece las almas de los justos como un sacrificio expiatorio por Israel en los días de su exilio. En la
Zohar II, 159 A también se sostiene el carácter sumo sacerdotal de Metatrón:
Nosotros hemos aprendido que el Santo, bendito sea, le dijo a Moisés todas las reglas y medidas del Tabernáculo, cada una con sus prescripciones, y Moisés vio a Metatrón como Sumo Sacerdote sirviendo…y el Santo, bendito sea, le dijo a Moisés: Ve el Tabernáculo y ve al muchacho.
A Enoc-Metatrón le es permitido acercarse a donde las creaturas angelicales o humanas no pueden acercarse, donde la presencia de la divinidad es inmediata, al Santo de los Santos detrás del velo que separa lo más excelso del resto de la realidad. Otra función sacerdotal de Metatrón en los cielos tiene que ver con la dirección de los coros angelicales en la presencia de Dios. Leemos en Hejalot Zutarti (Sinopsis 390): Un Hayyzh se levantó sobre los serafines y descendió sobre el Tabernáculo del Joven cuyo nombre es Metatrón, y habló con una fuerte voz. La voz de puro silencio…De pronto los ángeles guardaron silencio. Los vigilantes y los santos se quedaron quietos. Estaban en silencio mientras eran empujados dentro del rio de fuego. Los Hayyot pusieron sus rostros en el piso y el Joven, cuyo nombre es Metatrón, trajo el fuego de sordera y lo puso dentro de los oídos de tal modo que ellos no pudiesen escuchar el sonido de las palabras de Dios o el inefable nombre. El Joven, cuyo nombre es Meatatrón, invocó en siete voces, su vivos puros, honorables, asombroso…nombre….Metatrón como Sumo Sacerdote le es permitido invocar a gran voz el Nombre de Dios. En el Siur Qomah (Sinopsis 385) leemos: Cuando el Joven entra debajo del Trono de Gloria, Dios lo abrasa con un rostro brillante. Todos los ángeles se reunén y se dirigen a Dios de esta manera: el grande, el poderoso, el asombroso Dios. Y alaban a Dios tres veses al día al modo del Joven. Por último, el carácter directivo del sumo sacerdocio de Metatrón también es sobre algunos visionarios como es el caso de Rabí Ismael. En 3Enoc 1,9-10 vemos cómo el ángel prepara a R. Ismael para cantar las alabanzas delante de Dios: De pronto Metatrón, el principe de la divina presencia, vino, me reanimó, y levantó sobre mis pies, pero yo todavía no tenía las fuerzas suficientes para cantar un himno delante del glorioso Trono del glorioso Rey.
Para más detalles: A. Orlov, The Enoch-Metatron Tradition (TSAJ, 107; Tuebingen: Mohr-Siebeck, 2005), pp. xii+383