El sueño de Jacob en Gn 28, 12-17 fue interpretado en las cercanías del primer siglo de diferentes maneras (
Génesis Rabbah 68.12,
La escalera de Jacob, y en
TgNf Gen 28,10-17) .
La escalera de Jacob, texto preservado en antiguo eslavo, es seguramente la traducción de un escrito griego que a su vez deriva de uno semítico. En el primer capítulo describe el sueño de Jacob donde además de la escalera se menciona la promesa sobre la tierra y la bendición sobre sus descendientes. El capítulo segundo versa sobre la oración de Jacob a Dios donde se revelan nuevos detalles sobre su sueño y donde le pide a Dios auxilio para interpretarlo. En el capítulo tercero Dios envía al ángel Sariel como interprete del sueño; el cual, en el capítulo cuarto, se informa a Jacob que su nombre ha sido cambiado a Israel. Los últimos tres capítulos versan sobre la interpretación escatológica que Sariel hace del sueño de Jacob en clave de la historia de Israel. No sabemos cómo ni cuándo fue compuesta esta obra, pero es probable que sea el resultado de un proceso de fusión de distintas fuentes. De acuerdo a J. Kugel (The Ladder, p. 31-32) , la concepción de la historia de Israel como un proceso de opresión por parte de distintos monarcas extranjeros, representados en los rostros en cada peldaño de la escalera, ha de ser parte del material más antiguo del texto. Éste sería anterior a la revuelta macabea ya que difícilmente la dinastía asmonea podía considerarse como extranjera. O tal vez su datación haya que ponerla en la primera parte del siglo I cuando ya esta dinastía se había desacreditado ante el pueblo por su adhesión al helenismo y su vinculación con las fuerzas políticas foráneas. Posteriormente, se pudo haber agregado otro material, referido a la destrucción del Templo por los romanos.
En esta obra la interpretación de Gen 28 se hace en clave visionaria, lo que supone considerables cambios respecto a la lectura del pasaje bíblico original. En vez de presentar la escalera con los ángeles, describe una escala cuyo extremo superior toca el cielo donde se encuentra el rostro de un hombre cubierto de fuego. Esta modificación se explica porque en el texto bíblico de 28,12 raosh se puede traducir como lo más alto o bien como rostro, siendo esta última la opción de la obra apócrifa. Para alcanzar la parte superior había que subir 12 peldaños. En cada uno de ellos se ven dos rostros humanos, uno a la izquierda y otro a la derecha, sumando en total 24 bustos. El rostro del medio, más grande que los demás, era de fuego, incluyendo los hombros y los brazos (1,1-6).) . Los doce peldaños de la escala se entienden como etapas del tiempo presente (5,4), los veinticuatro bustos de los peldaños representan a los reyes que gobiernan sobre los injustos y que oprimen a Israel (5, 5-17), y la presencia del Mesías como cumplimiento de las promesas escatológicas por las cuales la Tierra será restaurada, los justos recompensados y los malvados castigados. La escalera, por lo tanto, representa la historia de Israel en doce períodos donde el tiempo presente no es sino consecuencia de la debilidad de los hijos de Israel . En lo más alto de la escalera Jacob se encuentra con un rostro humano tallado de fuego: mirad, la escalera estaba fijada en la tierra y su parte superior alcanzaba el cielo. En la parte superior de la escalera estaba el rostro de un hombre tallado en fuego. Habían doce escalones que llevaban a lo más alto de la escalera, y en cada escalón hacía la cumbre habían dos rostros humanos, a la derecha y a la izquierda, veinte y cuatro rostros con sus pechos. Y el rostro en el medio era más grande que los demás que contemplé, era de fuego, incluídos sus hombros y brazos, extremadamente aterrador, muchos más que aquellos veinte y cuatro rostros. Mientras me encontraba observando este rostro, mirad, los ángeles de Dios subían y bajaban sobre él. Y Dios se encontraba sobre éste rostro más alto, y me llamó desde éste diciendo: «Jacob, Jacob». Yo dije: «Aquí estoy Señor». Y Él me dijo: «Yo te daré a tí y a tus descendientes la tierra sobre la cual duermes. Multiplicaré tu descendencia» (1,3-10). Cuando Jacob se despierta invoca a Dios (2,6), habla de algunos elementos importantes en la Mercabá (2,7-8) y luego explica cómo se adora a Dios en los cielos (2, 15-16). Finalmente, aunque en estado fragmentario, el texto cuenta cómo Jacob se une a la liturgia celestial (2,17-19) .
La descripción del rostro celestial con características humanas en lo más alto nos lleva a otro texto apócrifo conocido en antiguo eslavo, el 2Enoc que describe el rostro del Señor, también ocupando los términos aterrador y de fuego, en 22,1-4: Yo tuve una visión del rostro del Señor, el cual salía como hierro ardiento en el fuego caliente, emitía rayos, y era incandecente. Entonces incluso ví el rostro del Señor. Sin embargo no es posible hablar sobre el rostro del Señor, es demasiado maravillosa, en extremo increíble, y en forma suprema aterradora…Y cuántos son sus leyes, y sus voces multiples, y el Trono del Señor, grande en forma suprema, no hecho de manos, y un coro le rodeaba , armadas de querubines y serafines, que cantaban sin guardar nunca silencio.
En estos dos casos el rostro de Dios es una manera para referirse a la Gloria divina, o en lenguaje del templo al santo de los santos. Esto mismo lo vemos en Ex 33,18-23 y en la tradición enoquica ya en 1Enoc 14,21. De igual manera lo encontramos en Targ. Ps-J al Gn 28,13-17: Y mirad, la Gloria de Dios estaba a su lado y le dijo: «Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac…Él (Jacob) estaba asustado y dijo: «¡Cuán increíble y glorioso es este lugar! Este no es un lugar profano, sino que es un santuario para el nombre del Señor; este es un lugar de oración, corresponde a la puerta del cielo, que se encuentra bajo el Trono de la Gloria. En La escalera de Jacob vemos como éste le dice a Dios en 2,7-19: Tú te sientas firme sobre los querubines y el fiero trono de gloria…llevando el mundo entero bajo tu brazo, y no siendo soportando por nadie; tu que has hecho los cielos firmes por la Gloria de tu nombre…delante del rostro de tu gloria los serafines de seis alas están temerosos y se cubren sus pies y sus rostros con sus alas, mientras vuelan con sus otras alas, y te cantan sin cesar un himno…Santo, Santo, Santo, Yao, Yaova, Yaoil, Yao, Kados, Chavod (muy probablamente se refiere a Kavod), Savaoth. Para más detalles: Orlov, Andrei, «The Face as the Heavenly Counterpart of the Visionary in the Slavonic Ladder of Jacob«, Of Scribes and Sages (Ed. C. Evans), T&T Clark, London, 2004, p.p. 59-76.