Para entender la resurrección/transformación de Jesús hay que estudiar el similar proceso de divinisación o angelificación vivido por distintos héroes veterotestamentarios como Melquizedek, Enoc, Abraham, Leví, y especialmente Moisés. Los antecedentes bíblicos de la divinisación de Moisés son escasos en comparación con los que aparecen en la literatura del Qumran, en la ápocrifa y en el Exagogue. En Ex 7,1 el Señor le dice a Moisés:
Mira, yo te hago como Dios para el Faraón. Además, de acuerdo a la iconografía del medio oriente, cuando desciende del Sinaí, el rostro de Moisés contiene dos cuernos, símbolos inequivocos de la divinidad (ver fotografía). La piel de su rostro resplandecía por haber hablado con Dios lo que produce temor a quienes lo encuentran (Ex 34,29-30.35). La versión griega (LXX) traducen esto último diciendo que Moisés fue
glorificado ( δεδόξασται y δεδοξασμένη). En el Eclo 44,23-45,5 el Sirácida señala la aceptación universal de Moisés describiéndolo como un hombre que
halló gracia a los ojos de todos. En un lenguaje parecido al de
Ezequiel el Dramaturgo señala que a Moisés le fue revelada la gloria de Dios al recibir la Ley (45,3) ya que Dios se la dio cara a cara (45,5). En este encuentro Dios le hace escuchar su voz y le introduce en la nube oscura (45,5). Esta experiencia visionaria también lleva aparejada la transformación de Moisés por cuanto
Dios le hizo en gloria de los santos (
doxh agiwn) , lo hizo poderoso y temido por sus enemigos (45,2), lo convirtió en sacerdote y mediador entre Dios y su pueblo (45, 5). La versión del Qumran de este texto del Eclesiástico en hebreo(2Q18) es distinta a la canónica griega y aporta mucha luz respecto a este proceso de
divinización de Moisés. Después de mencionar brevemente a Isaac y Jacob, Sirac alabra a Moisés en términos que si bien son parecidos a la versión canónica no son iguales:
halló gracia a los ojos de todos los vivientes ( כ ל חי , πάσηγ σαρκόγ). Si bien esta versión del Qumrán va en la misma dirección universal que la canónica, la enfatiza. En ese sentido va a medio camino con el
Exagogue donde Moisés recibe toda autoridad sobre el cosmos y la postración de los ángeles (lineas 68-69).
Otra diferencia entre la versión canónica y qumránica del texto de Eclo la tenemos en el versículo 45, 2. Como decíamos más arriba, en la versión canónica Dios le concedió (a Moisés) la gloria de los santos. La versión de 2Q18 lee: Dios le hizo en gloria de los ángeles (ל ה י ם) y lo hizo grande para terror de sus enemigos. La opción en la versión hebrea de 2Q 18 es por la angelificación de Moisés y su gloria. Más adelante continúa: Por sus palabras realizó rápidos milagros; el Señor lo glorificó (έδύγασεν, Heb: πρπτί) en presencia de los reyes. Lo más probable es que el autor de Eclo tenga en vista Ex 7,1 y los milagros y portentos realizados por Moisés en Egipto. Por último, en la segunda mitad del versículo 3 se menciona cuando Dios le dio a Moisés la Tora y la revelación de la Gloria de Dios en Ex 33,17-23: El le dio los mandamientos para su pueblo, y le reveló su Gloria (τηγ δόξηγ αύτοΰ).
Estos textos son importantes porque nos dan cuenta de la temprana idea de la angelificación o divinisación de Moisés, las mismas especulaciones que serán fundamentales para entender la resurrección de Jesús. Para más detalles: Fletcher-Louis, C., All the Glory, p. 136-141.