Notas para entender el Sumo Sacerdocio de Israel.
El sumo sacerdocio es fundamental para entender el Templo de Jerusalén. Sabemos que el templo era el lugar donde el cielo se representaba de manera total en la tierra. El templo era un mapa del universo y como tal se reproducía en una estructura tripartita: el santo de los santos, y los palacios interiores y exteriores. De acuerdo al posterior Números Rabbá 13:19: La corte que rodea el templo es como el oceano que rodea la tierra. Para Josefo el templo original manifestado en el tabernáculo estaba también dividido en tres partes, dos de las cuales se aproximaban y abrían al todo. La tercera porción era reservada exclusivamente a Dios porque el cielo es inaccesible para los hombres [Ant. 3.181, cf. 3.123). En este contexto el sacerodicio juega un rol fundamental en el judaísmo del tiempo de Jesús. Filón de Alejandría escribe: El altísimo, y en el verdadero sentido el santo Templo de Dios es, como debemos creer, todo el universo, teniendo como santuario la parte más sagrada de toda la existencia, incluso el cielo, porque sus ornamentas votivas son las estrellas y sus sacerdotes, los ángeles (Leyes especiales 1.66).
Los textos básicos para introducirnos en el tema se encuentran en Ex 28 (en el contexto 25-40), el libro de Levíticos, y el de Números. El sumo sacerdocio se entendía dentro de una polaridad humana-divina tan propia del pensamiento judío como vemos en personajes como Adán, Melquizedek, Enoc, Abraham, Moisés, Leví, etc. Esto significa que, por una parte, es capaz de llevar al pueblo delante de Dios; y por otra, de llevar a Dios delante del pueblo. El aspecto más humano del sumo sacerdocio se relacionan con la figura del nuevo Adán (Ezek 28,12-16; la caracterización sacerdotal de Adán en Gn 2-3; Ben Sira 5o,1//49,16); con los vestidos adámicos perdidos cuando éste es expulsado del paraíso y que viste el sumo sacerdote cuando oficia (Pseudo Filón, Antigüedades Bíblicas 26,6); haciendo en el restaurado Edén-Templo lo que Adán no pudo en el original (Lev 27,12; Num 3,8.38//Gn 2,15; Pseudo Filón Antigüedades Bíblicas 26,6); con la representación del pueblo de Dios o Israel; con la representación del cosmos material delante de Dios a través de sus vestidos (Ben Sira 50,6-12; Sab 18,24; Filón Mos 2,117-126. 133-135.143; Josefo Ant 3,180.183-187).
El aspecto más divino del sumo sacerdocio tiene que ver con el encarnar la Gloria de Dios (Ben Sira 50,7; 4Q405 23 ii linea 9); viste los vestidos de Gloria (Sirach 50,11; 2Enoc 22,8; 1QSb 4,28; 4Q511 35 4; Aristeas 97-99); es el divino guerrero que es rodeado de nubes de incienso (Ex 40,27.34; 1Re 8,10; 2Cron 5,11; Lev 16,12-13); portando carbones ardientes y vestidos, que de acuerdo a Josefo (B.J. 5,231; Ant. 3,184), representan los rayos y las luces; sus vestidos roceados con la sangre de las victorias de Dios (Ex 29,19-21; Is 63, 1-6; Dt 33,2-3; Juec 4-5; Sal 68,8-9.18). Encontramos textos donde la naturaleza angelical del sacerdocio emana una luz divina y trascendente ( lQSb 4:27; 4QTLevid frag. 9; Sirach 50,5-7; Ansleas 97; Pseudo-Philo’s Biblical Antiquities 28,3; 26:13-15 ) y otros donde el sumo sacerdocio se relaciona con el sol ( Gk T. Levi 14,1-3; T. Naph. 5; 4QTLevi fragmento 9; Josefo Ant 3.185; 2 Enoch 22,9; 69,10). Filón de Alejandría escribe: Porque existen, como es evidente, dos templos de Dios: uno de ellos es el universo, en donde también hay un sumo sacerdote su Primogénito el Logos divino; y el otro es el alma racional cuyo sacerdote es el hombre verdadero (Sobre los sueños I. 215). También: El sumo sacerdote no es un hombre sino el Logos divino…su padre siendo Dios es como el padre de todo, y su madre es la sabiduría a través de la cual todo el universo comenzó a existir. Más aún, su cabeza ha sido ungida con el aceite, y con esto quiero decir que su facultad predominante es iluminada con una gran luz brillante, tanto que es merecedor de ponerse los vestidos (Sobre el vuelo 108-110). Filón conocía a Melquizedek como el Logos Sumo Sacerdote (Interpretaciones alegóricas III.82) y también describe al Logos como sumo sacerdote (Migration de Abraham 102). Cuando Sirac describe al sumo sacerdote ideal (50, 5.7b), Simon el sumo sacerdote que iluminaba y glorificaba, señala lo glorioso que era ( נ ה ד ר , έδοξάσθη) cuando se encontraba rodeado por el pueblo y salía del velo del templo…como el sol brillando en el templo del Altísimo ( ו כ ט מ ס ס ש ר ק ח א ל » י כ ל ה מ ל ך , ήλιογ έκλάμπων έπΐ ναόν ύχίστου), . . .el hacía gloriosa la corte del santuario ( ו י ה ד ר , έδόξασεν) (Sirach 50,1). Simón, como un ser divino, aparecía desde el velo del Templo, que marcaba la transición entre el cielo y la tierra, trayendo unos luminosos rayos a la creación. El himno de alabanza del sumo sacerdote Simón comienza en Sirac 44,1 alabando a los patriarcas de Israel por su gloria. En el v. 7b el autor va más lejos identificando a Simón con la Gloria de la visión de Ezekiel 1,26-28. Simón como arcoiris que aparece en la nube (50,7b) hace referencia a la gloria del Señor de Ezek 1,28 que aparece como un arco en una nube en un día de lluvia. Esto quiere decir que Simon, como sacerdote y encabezando la liturgia, encarna la Gloria de Dios. La manera en que el sumo sacerdote representa la Gloria divina en Sirac 50 se manifiesta además en la manera en como encarna la Sabiduría y como recapitula la creación tal como es descrita en Gn 1 y Sirac 50. El sumo sacerdote Simon es comparado con la belleza del mundo natural y específicamente en 50,8-12 se le describe de manera paralela a cómo se había descrito a la sabiduría en el capítulo 24. Así en Sirac 24 y 50 el texto expresa la teología sacerdotal, creacional y sapiencial a través de la identificación de Simon con la Sabiduría que lo relaciona con la Gloria divina. Todo esto implica que el Templo es entendido como un microcosmos en el cual, y a través de su liturgia, el sumo sacerdote juega el rol del creador. A través de una imagineria relacionada con el Eden se describe a la Sabiduría como la fuente de la vida paradisiaca en Jerusalén y su santurario (24, 13-31). De la misma manera, Simon poseyendo la sabiduría recrea la fecundidad paradisiaca (50, 19). Además, y de acuerdo a Sirac 50, el sumo sacerdote encarna, además de la Gloria de Dios, la belleza de Adán. Éste, de acuerdo a 3Baruc, había sido vestido de la Gloria de Dios antes de la caída. La naturaleza divina de Adán y Eva se desarrolla a través de numerosos ejemplos: habían comido la comida de los ángeles (Vita Adae et Evae 4,1-2); Adán posee una forma gigantesta (Apoc. Abr. 23,5); su nombre es un anagrama de los puntos cardinales (2 Enoch 30,13; Sib. Or. 3,27; Vita Adae et Evae 27,1); su forma refleja la belleza divina (Sib. Or. 1,20); su posición en la tierra era la de un ángel real (2Enoc 30,11); los ángeles lo adoraban en el cielo (Vita Adae et Evae 12-16). La Gloria de Dios se relaciona también con el sacerdocio en 2Enoc. En la escena de la investidura (2Enoc 22) el heroe no solo se transforma en un ángel, como uno de los gloriosos, sino que también es vestido con los vestidos de Gloria (de Dios) (22,8). No solo el lenguaje es muy parecido al de Sirac 50,11 sino que los intereses sacerdotales también.Por otra parte, una vez que Enoc ha sido ascendido a los cielos, Metusalem, luego de haber recibido la misión en un sueño, precisamente en el lugar desde donde su padre había subido a los cielos, tomó el sacerdocio. En este sueño Dios le promete que te voy a glorificar delante del rostro de todo el pueblo, y tú serás glorificado todos los días de tu vida (69,5). Cuando despierta Metusalen es investido con los vestidos sacerdotales y coronado con una corona llameante (69,8). De pie frente al altar para sacrificar el rostro de Metusalem estaba radiante como el sol a medio día (J— recensión)/como la mañana del alba cuando se levanta (A—recensión) (69,10). Este lenguaje se relaciona con Sirac 50, 5-11 y 1Enoc 106,2.
El argumento también puede ir de modo contrario haciendo notar cómo las deficiencias físicas eran un impedimento para el servicio sacerdotal. Un ejemplo de ello lo encontramos en José y Asenet (22,7-8) donde la fortaleza y la belleza física se presentan como indicadores de la angelificación o devinisación de las personas.
Esta teología respecto al sumo sacerdocio tiene que ver con el oficio más que con las personas que actualmente ejercieron el oficio. El elemento político hace que se perciba una gran distancia entre ambos elementos. Para más detalles: Fletcher-Louis, C., «Jesus and the High Priest», University of Nottingham, U.K. p. 4-7; Fletcher-Louis, All the Glory, p. 33-55;