Enoc (Metatrón) el justo
Enoc, el patriarca que se convertirá en el prominente ángel Metatrón en la temprana mística judía, es llamado en varias fuentes el justo. En el 1Enoc 1,2 es definido como el hombre justo; en 1Enoc 15,1 Dios se dirige al héroe en los siguientes términos: Escucha, no temas, Enoc, varón y escriba justo, acércate aquí y escucha mi voz. El que se defina a Enoc como un hombre justo tiene importantes consecuencias teológicas. En primer lugar en el libro de los jubileos se reconoce el papel prominente de éste entre todos los hombres, al ser llevado al paraíso-templo celestial, donde es el escriba-juez del mundo. En Jub 4,23 nos dice que Enoc fue elevado de entre los hijos del género humano y lo enviamos al jardín del Edén para gloria y honor. Y allí está escribiendo sentencias y juicios eternos y toda la maldad de los hijos de los hombre. Además de escriba-juez, Enoc, en virtud de su justicia, es quien sostiene la creación. Este antiguo motivo veterotestamentario, que ya encontramos en el dialogo entre Abraham y Dios en relación a los justos que pueden salvar de la destrucción a Sodoma y Gomorra (Gn 18,16-33), se repite en Jub 4, 24 en relación a Enoc quien se representa como quien contiene el Edén (monte Sión) de las aguas del diluvio: Por ello hizo el Señor llegar el agua del diluvio sobre toda la tierra del Edén, pues allí fue puesto él como señal y para que diera testimonio contra todos los hijos de los hombre, narrando todas sus acciones hasta el día del juicio. El justo como “muro de contención” o “pilar” de la creación es un motivo que se seguirá desarrollando en relación a Enoc transformado en Metatrón. En el 3Enoc, el héroe es llamado el gobernador del mundo asumiendo no sólo el llevar las cuentas de las conductas humanas, sino también el orden de la naturaleza (como el Logos en Filón de Alejandría). Este motivo prominente ya se encontraba presente en el 2Enoc: Pues él te ha escogido a ti por encima de todos los hombres de la tierra y te ha constituido como escribano de toda su creación visible e invisible, como redentor de los pecados de los hombres, y como ayuda a tus familiares (2Enoc 16, 6-7). En este sentido Enoc-Metatrón, como el justo, es quien encarna por adelantado el orden natural y la raza humana del nuevo eón que suplantará el presente. Motivo que también se relaciona con el rostro resplandeciente de Enoc…el rostro que transparenta la gloria divina: El refrigeró mis rostro, pues yo no podía aguantar el miedo que me infundía el Señor, de la misma manera que no es posible aguantar el fuego de un horno, ni la canícula del sol, ni la helada de la interperie. Y me dijo el Señor: Henoc, ningún hombre podrá mirarte a la cara sin que tu rostro haya sido refrigerado aquí (2Enoc 12, 2-4). Para más detalles: Orlov, Andrei, потаенные Книги: иудейская мистика в славянских апокрифах. 2011,p.16-25