Primer Ejemplo de los bloques y narrativas de la Torá Oral: Mekilta de Rabbí Ismael.
La Torá oral realiza en las diferentes esferas de la vida diaria la Torá escrita. Esto lo hace a través de «bloques» que van relacionándose uno al otro, algunas veces dialecticamente, otras no, y que van configurando un pensamiento o interpretación propia (y refrendada por la comunidad). Estos bloques se pueden organizar ya sea tematicamente (como en la misna) o siguiendo la narrativa de las Escrituras (midras). De una u otra forma los bloques se van organizando y van definiendo la Tora oral. Es importante no esperar una lógica cuando vemos como se organizan estos bloques. La lógica de cualquier texto se da a través de la siguiente estructura: uno o más sujetos de los cuales se predica (predicado) algo. La lógica de cualquier texto se sigue a través de la ligazón causa y efecto entre una frase y otra, o a través de claros cortes que impliquen un cambio de escenario. En el caso de la Torá oral, en cada bloque hay un sujeto y predicado, el lío se produce que cuando pasamos a otro bloque, y sin previo aviso, nos encontramos con otro sujeto. ¿Cómo se relacionan ambos bloques? A primera vista en nada. O simplemente se contradicen. Eso es lo que parece tan antojadizo. Y es que no son los sujetos lo que dan una lógica a la narrativa (o conjunto de bloques), solo los predicados nos pueden indicar qué tipo de relación existe entre los bloques: ¿se contradicen? ¿se siguen unos a otros? El Talmud no es un relato antojadizo u arbitrario, sólo que exige a la audiencia conectar con una especial metodología. Veamos el análisis de un primer texto de la Mekilta de Rabbí Ismael. El Texto de base de este midrash será el libro del Ex 20, 3-6: Dios pronunció las siguientes palabras [a Moisés]:
—Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. »No tendrás otros dioses aparte de mí. No te harás una imagen, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua bajo tierra. No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso: castigo la culpa de los padres en los hijos, nietos y bisnietos cuando me aborrecen; pero actúo con lealtad por mil generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos.
Primer Bloque (que se relaciona con el v.3): No tendrás otros dioses frente a mí. ¿Por qué se dice esto? Es parecido a un rey de carne y sangre que entró en una provincia. Le dijeron sus servidores: Díctales decretos. Les contestó: No. Cuando acepten mi reinado les dictaré decretos porque, si no aceptan mi reinado, ¿cómo van a aceptar mis decretos? Así dijo el Omnipresente a los israelitas: Yo soy Yhwh, tu Dios. No tendrás otros dioses. Yo soy aquél cuyo reinado habéis aceptado en Egipto. Le respondieron: Sí, sí. Pues, lo mismo aceptásteis mi reinado sobre vosotros, aceptad mis decretos: No tendrás otro dios frente a mí.
R. Simón ben Yohay dice: Lo que se dice más adelante: «Yo soy Yhwh, vuestro Dios» (Lv 18,2), quiere decir: Yo soy aquél cuyo reinado habéis aceptado en el Sinaí. Cuando dijeron: Sí, sí, dijo: Puesto que habéis aceptado mi reinado, aceptad mis decretos: «como los hechos del país de Egipto etc (Lv 18,3). El que dijo aqui: Yo soy Yhwh, tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, quiere decir: Yo soy aquél cuyo reinado habéis aceptado. Le dijeron: Sí, sí. Puesto que habéis aceptado mi reinado con amor, aceptad mis decretos: no tendrás otros dioses.
Este primer bloque comenta dos versículos. De acuerdo al comentario del versículo 2 Dios le recuerda al pueblo de Israel que le habían aceptado en Egipto como Rey y por esto Él ahora les da sus mandamientos (gzerot). En el segundo comentario, el de R. Simón, y siguiendo el método gzera shava, versa sobre un versículo de Lv donde se comenta la prohibición sobre algunas relaciones sexuales por causa de parentesco (Lv 18,30). De igual manera se dice que el pueblo no tendrá otros dioses ni realizará prácticas abominables de los gentiles. Además en este comentario se subraya que el pueblo de Israel aceptó el reinado de Dios con amor. Amor es la palabra que une este comentario con Ex 20, 6.
Último Bloque: Para los que me aman y guardan mis mandamientos. Para los que me aman alude a nuestro padre Abraham y sus semejantes, y guardan mis mandamientos: son los profetas y los ancianos. R. Natán dice: para los que me aman y guardan mis mandamientos alude a los que viven en el país de Israel y dan su vida por los mandamientos.
¿Por qué te llevan a ejecutar? Porque he circuncidado a mi hijo Israel.
¿Por qué te llevan a ser quemado? Porque he leído la Torá.
¿Por qué te llevan a crucificar? Porque he comido panes ácimos.
¿Por qué te azotan cien latigazos? Porque he llevado el lulab.
Y también se dice: «Porque fui herido en casa de mis amigos» (Zac 13, 6). Estas heridas me han causado el ser amado de mi padre que está en los cielos.
En este comentario R. Natán convierte el amor a Dios en el amor de Dios a sus hijos, y es que el amor de Dios se alcanza a través del sacrificio que implica el cumplir sus mandamientos. La idea también es que si el pueblo de Israel aceptó el reinado de Dios, entonces debe aceptar los reinados terrestres como prototipo del reinado celestial. Así, el llamado es aceptar el sufrimiento como consecuencia de los reinados temporales con amor tal como aceptó el reinado de Dios, y de esta manera, sus hijos, alcanzan el amor del Padre.