¿Por qué dos tronos en los cielos? La figura del Hijo del Hombre en las tempranas tradiciones judías
La visión de Daniel en su capítulo
séptimo es muy relevante en el desarrollo de la cristología primitiva. En Dn
7,9 leemos la descripción que hace el visionario de Dios: Durante
la visión vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó: Su vestido era
blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego;
sus ruedas, llamaradas. Lo que llama la atención es que se menciona,
además de la existencia del trono de Dios, otros tronos. ¿Por qué se utiliza el plural? ¿Quiénes se sientan en los otros
tronos? Este era un tema debatido en los primeros siglos de nuestra era. B Sanh 38b y b Hag 14ª son midrás que
demuestran como era el uso del plural para tronos
se debatía en el ceno del judaísmo babilónico. R. Aquiva argumenta que hay
dos tronos en el cielo, uno era para Dios
y el otro era para David. R. Yose le dijo: Aquiva, ¿cuánto más profanarás a la
Shekhina? Más bien, un trono era para la justicia, y el otro era para la
misericordia. Posteriormente interviene R. Eleazar b Azariah quien le dice
a Aquiva: Aquiva, ¿qué has hecho con el
Aggadah? ¡Dedícate al estudio de Nega´im y Ohalot! Más bien, un trono era un
trono y el otro era un taburete: un trono para que Dios se sienta en él, y un
taburete para sus píes.
séptimo es muy relevante en el desarrollo de la cristología primitiva. En Dn
7,9 leemos la descripción que hace el visionario de Dios: Durante
la visión vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó: Su vestido era
blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego;
sus ruedas, llamaradas. Lo que llama la atención es que se menciona,
además de la existencia del trono de Dios, otros tronos. ¿Por qué se utiliza el plural? ¿Quiénes se sientan en los otros
tronos? Este era un tema debatido en los primeros siglos de nuestra era. B Sanh 38b y b Hag 14ª son midrás que
demuestran como era el uso del plural para tronos
se debatía en el ceno del judaísmo babilónico. R. Aquiva argumenta que hay
dos tronos en el cielo, uno era para Dios
y el otro era para David. R. Yose le dijo: Aquiva, ¿cuánto más profanarás a la
Shekhina? Más bien, un trono era para la justicia, y el otro era para la
misericordia. Posteriormente interviene R. Eleazar b Azariah quien le dice
a Aquiva: Aquiva, ¿qué has hecho con el
Aggadah? ¡Dedícate al estudio de Nega´im y Ohalot! Más bien, un trono era un
trono y el otro era un taburete: un trono para que Dios se sienta en él, y un
taburete para sus píes.
En esta discusión llama la atención la
posición atacada, la de Aquiva, quien atribuye un trono para Dios y otro para
David. ¿Por qué David se sienta en el trono?
¿Dos poderes en los cielos? El contexto del libro de Daniel nos hace
pensar que quien se sienta en el segundo trono es la enigmática figura
humana-angelical del Hijo del Hombre. Así leemos en 7,13ss: Seguí mirando, y en la visión nocturna vi
venir en las nubes del cielo una figura humana, que se acercó al anciano y fue
presentada ante él. ¿Quiere decir esto que David se identificaba en
algunos círculos con la figura mesiánica de carácter angelical del Hijo del
Hombre de Dn?
posición atacada, la de Aquiva, quien atribuye un trono para Dios y otro para
David. ¿Por qué David se sienta en el trono?
¿Dos poderes en los cielos? El contexto del libro de Daniel nos hace
pensar que quien se sienta en el segundo trono es la enigmática figura
humana-angelical del Hijo del Hombre. Así leemos en 7,13ss: Seguí mirando, y en la visión nocturna vi
venir en las nubes del cielo una figura humana, que se acercó al anciano y fue
presentada ante él. ¿Quiere decir esto que David se identificaba en
algunos círculos con la figura mesiánica de carácter angelical del Hijo del
Hombre de Dn?
La figura del Hijo del Hombre tiene
una evolución desde su aparición en el libro de Daniel pasando por el libro de
las Similitudes (1Enoc 37-71), y
llegando hasta el 4Esdras. En las Similitudes,
documento del siglo I a.c. se nos dice que su cara era
llena de gracia como la de los santos ángeles (46,1). Cuando Enoc, el
protagonista de este libro, pregunta sobre la identidad del Hijo del Hombre se
le dice: «Este es el Hijo del
Hombre, que posee la justicia y con quien vive la justicia y que revelará todos
los tesoros ocultos, porque el Señor de los espíritus lo ha escogido y tiene
como destino la mayor dignidad ante el Señor de los espíritus, justamente y por
siempre. El Hijo del Hombre que has visto, levantará a
los reyes y a los poderosos de sus lechos y a los fuertes de sus tronos;
desatará los frenos de los fuertes y les partirá los dientes a los pecadores; derrocará
a los reyes de sus tronos y reinos, porque ellos no le han ensalzado y alabado
ni reconocieron humildemente de dónde les fue otorgada la realeza” (46,2-5). Este Hijo del Hombre es, por lo
tanto, una figura semidivina que aparece con la apariencia humana. Finalmente
Enoc contempla en el templo celestial innumerables ángeles que sirven a Dios,
entre los cuales destacaban cuatro arcángeles: Miguel, Gabriel, Rafael, y
Fanuel (71,8). El terror se apodera de Enoc cuando Dios, descrito al modo del
Anciano de los días de Dn 7, se acerca en procesión al visionario (71, 10-11).
Entonces llega el climax del texto cuando se revela que la identidad del Hijo
del Hombre no es otra que el mismo Enoc transformado. Vino a mí, me saludó con
su voz y me dijo: «Este es el Hijo
del Hombre que ha sido engendrado por la justicia, la justicia reside sobre él
y la Cabeza de los Días no le abandonará» (71,14).
una evolución desde su aparición en el libro de Daniel pasando por el libro de
las Similitudes (1Enoc 37-71), y
llegando hasta el 4Esdras. En las Similitudes,
documento del siglo I a.c. se nos dice que su cara era
llena de gracia como la de los santos ángeles (46,1). Cuando Enoc, el
protagonista de este libro, pregunta sobre la identidad del Hijo del Hombre se
le dice: «Este es el Hijo del
Hombre, que posee la justicia y con quien vive la justicia y que revelará todos
los tesoros ocultos, porque el Señor de los espíritus lo ha escogido y tiene
como destino la mayor dignidad ante el Señor de los espíritus, justamente y por
siempre. El Hijo del Hombre que has visto, levantará a
los reyes y a los poderosos de sus lechos y a los fuertes de sus tronos;
desatará los frenos de los fuertes y les partirá los dientes a los pecadores; derrocará
a los reyes de sus tronos y reinos, porque ellos no le han ensalzado y alabado
ni reconocieron humildemente de dónde les fue otorgada la realeza” (46,2-5). Este Hijo del Hombre es, por lo
tanto, una figura semidivina que aparece con la apariencia humana. Finalmente
Enoc contempla en el templo celestial innumerables ángeles que sirven a Dios,
entre los cuales destacaban cuatro arcángeles: Miguel, Gabriel, Rafael, y
Fanuel (71,8). El terror se apodera de Enoc cuando Dios, descrito al modo del
Anciano de los días de Dn 7, se acerca en procesión al visionario (71, 10-11).
Entonces llega el climax del texto cuando se revela que la identidad del Hijo
del Hombre no es otra que el mismo Enoc transformado. Vino a mí, me saludó con
su voz y me dijo: «Este es el Hijo
del Hombre que ha sido engendrado por la justicia, la justicia reside sobre él
y la Cabeza de los Días no le abandonará» (71,14).
En el 4Esdras, escrito inmediatamente
después de la destrucción del Templo, describe al Hijo del Hombre también
apareciendo desde el corazón del mar, y
volaba con las nubes del cielo (13,3).
Este es el hombre que Dios ha guardado por muchas edades, quien va a
liberar su creación (13,26). En el mismo texto se le llama el Hijo quien va a destruir las naciones que les harán la guerra con el fuego que saldrá
de su boca (alusión a la Tora) (13,38). El Hijo del Hombre, no cabe duda al
respecto, se identifica con el Mesías quien liberará a los justos y que traerá
la resurrección consigo. Otro aspecto importante es el hecho que el Hijo del Hombre sea conocido también
como el Hijo en 4 Esdras. De hecho en
algunos versículos el Mesías es llamado mí
Hijo el Mesías (7,28). Esta identificación entre el Mesías, el Hijo del
Hombre, y mí Hijo nos lleva finalmente a David. El Salmo 2 se dirige al Rey
David como el Hijo de Dios: Tu eres mí
Hijo, hoy te he engendrado”. 2Sam también declara a través de Natan la
voluntad de Dios: Yo (Dios) voy a ser un
Padre para él (David), y él será un Hijo para mí”(2Sam7,14). Por lo tanto la especulación teológica del 4
Esdras identifica al Hijo del Hombre con el Mesías al modo de David. Algo no
muy distinto a las especulaciones contemporáneas del primer cristianismo (Mc
13,26ss; Mt 24,30ss; Lc 21, 27; Mt 26,63ss; Lc 22,67; Mc 14,62). O recordemos
la famosa genealogía de Mt que enfatiza la naturaleza Davídica de Jesús.
después de la destrucción del Templo, describe al Hijo del Hombre también
apareciendo desde el corazón del mar, y
volaba con las nubes del cielo (13,3).
Este es el hombre que Dios ha guardado por muchas edades, quien va a
liberar su creación (13,26). En el mismo texto se le llama el Hijo quien va a destruir las naciones que les harán la guerra con el fuego que saldrá
de su boca (alusión a la Tora) (13,38). El Hijo del Hombre, no cabe duda al
respecto, se identifica con el Mesías quien liberará a los justos y que traerá
la resurrección consigo. Otro aspecto importante es el hecho que el Hijo del Hombre sea conocido también
como el Hijo en 4 Esdras. De hecho en
algunos versículos el Mesías es llamado mí
Hijo el Mesías (7,28). Esta identificación entre el Mesías, el Hijo del
Hombre, y mí Hijo nos lleva finalmente a David. El Salmo 2 se dirige al Rey
David como el Hijo de Dios: Tu eres mí
Hijo, hoy te he engendrado”. 2Sam también declara a través de Natan la
voluntad de Dios: Yo (Dios) voy a ser un
Padre para él (David), y él será un Hijo para mí”(2Sam7,14). Por lo tanto la especulación teológica del 4
Esdras identifica al Hijo del Hombre con el Mesías al modo de David. Algo no
muy distinto a las especulaciones contemporáneas del primer cristianismo (Mc
13,26ss; Mt 24,30ss; Lc 21, 27; Mt 26,63ss; Lc 22,67; Mc 14,62). O recordemos
la famosa genealogía de Mt que enfatiza la naturaleza Davídica de Jesús.
Por lo tanto, y volviendo al midras
citado en un inicio, podemos decir que los rabinos responden a Aquiva como
seguramente lo hacían a los cristianos quienes aludirían a Dn 7,9 para
justificar (junto a otros textos como el consabido Salmo 110) que Jesús, el
Mesías, el Hijo del Hombre, el Hijo-David era quien se había sentado en el
trono al lado del de Dios. Para más detalles: Peter Schäfer, The Jewish Jesus, p.68-85.
citado en un inicio, podemos decir que los rabinos responden a Aquiva como
seguramente lo hacían a los cristianos quienes aludirían a Dn 7,9 para
justificar (junto a otros textos como el consabido Salmo 110) que Jesús, el
Mesías, el Hijo del Hombre, el Hijo-David era quien se había sentado en el
trono al lado del de Dios. Para más detalles: Peter Schäfer, The Jewish Jesus, p.68-85.