¿Existía la Torá Oral en el tiempo de Jesús?
La pregunta que se hace E.P. Sanders es valida. Es evidente que si definimos a la Torá Oral como la Ley escrita interpretada o aplicada a casos concretos, entonces cada grupo religioso tenía su Torá Oral (Saduceos, esenios, etc). Y el caso es que esto no era así. Una cosa es interpretar la ley, y otra es dar a esa tradición interpretativa el carácter de Ley revelada. En estricto rigor en el período post-bíblico la Torá se identificaba con el contenido de la Biblia. Los sabios (primero los fariseos y luego los rabinos) componían reglas prácticas (halakot), historias, sermones, material edificante (haggadot) y paráfrasis bíblicas (targumim), pero estas expresiones literarias no eran estrictamente hablando Torá Oral. Veamos el siguiente texto de Josefo en Ant. 13.297….La diferencia entre los saduceos y los fariseos estriba según P. Schäfer, en que los Saduceos tenían sus leyes suplementarias escritas, mientras que los fariseos las mantenían de generación en generación de manera oral. Ahora, según Sanders, el punto de Josefo tenía que ver con la negación de las tradiciones fariseas porque éstas no estaban en la Biblia (ver tb. Ant. 18.16). La clave está en que Josefo se refiere a las regulaciones introducidas por los fariseos de acuerdo a la tradición de sus antepasados (Ant. 13.408). Por su parte Pablo habla de pasado fariseo como el haber sido celoso por las tradiciones de sus antepasados (Gal 1,14). En Mc 7,5 los fariseos y los escribas preguntan a los discípulos de Jesús por qué no guardan la tradición de los mayores lavándose las manos. ¿Tenían estas tradiciones para los fariseos el mismo estatus que la Torá escrita en el tiempo de Jesús? El que estas fuentes contemporáneas no las mencionen como Torá Oral es ya un elemento significativo. Incluso en la misná no hay ningún pasaje que signifique claramente una Torá no escrita. Lo que hay en la misná es una constante distinción entre las palabras de la Torá y las enseñanzas de los escribas descarta la concepción de dos Torás iguales en cualidad y autoridad, ambas derivadas de la revelación de Dios a Moisés en el Sinaí (Torá.p.26). Para la misná y la Tosefta las reglas rabínicas y las tradiciones que los rabinos retrotraen hasta el tiempo de Moisés, tienen un nivel más bajo de autoridad que las palabras de la Biblia. Notemos que esta interesante observación de E.P. Sanders no es unanime. Neusner (The Mishnah before 70, 1987 p. 132-139) habla de la misná como torá oral que había sido puesta por escrito y teniendo un origen divino en la revelación de Moisés. Como sea, es evidente que la Torá escrita requiere una interpretación, la pregunta es ¿cuando esta interpretación pasó a entenderse como una Torá revelada? Que la tradición sea una interpretación también parece evidente. Recordemos la escena cuando Hillel el viejo se encuentra en el templo y argumenta contra las personas que han venido sin sus cuchillos a la fiesta de la Pascua (que había caído en sábado). El argumento de Hillel es el siguiente, si los sacrificios diarios se celebran incluso el sábado (ignorando el descanso sabático), más aún deben celebrarse los sacrificios pascuales si es que estos caen en sábado. La gente debe presentarse con sus cuchillos, preparados para sacrificar. Lo que nos interesa constatar es que Hillel justifica su posición, esto es que la Pascua puede ignorar el descanso sabático a través de una tradici´n de sus maestros (T. Pisha 4,12-13). En términos generales, los fariseos tenían tradiciones extra-biblicas que, admitían, no todas venían del tiempo de Moisés. Los esenios tenían nuevas revelaciones que eran equivalentes a la Biblia. Los saduceos justificaban todas sus prácticas y tradiciones a través de una exégesis bíblica. p.97-127