Metatrón y el Himno a los Filipenses
La figura de Metatrón bien se puede entender como una respuesta o una versión judía al mesianismo cristiano. En este ultimo Jesús aparece exaltado al modo de Enoc-Metatrón en la segunda parte del Himno de Filipenses (2,6-11):
Y mostrándose en figura humana se humilló,
se hizo obediente hasta la muerte,
y una muerte en cruz.
Por eso Dios lo exaltó y le concedió un nombre superior a todo nombre,
para que, ante el nombre de Jesús,
toda rodilla se doble,
en el cielo, la tierra y el abismo;
y toda lengua confiese:
¡Jesucristo es Señor!, para gloria de Dios Padre
se hizo obediente hasta la muerte,
y una muerte en cruz.
Por eso Dios lo exaltó y le concedió un nombre superior a todo nombre,
para que, ante el nombre de Jesús,
toda rodilla se doble,
en el cielo, la tierra y el abismo;
y toda lengua confiese:
¡Jesucristo es Señor!, para gloria de Dios Padre
En la segunda parte de este himno vemos como la cristología primitiva sigue el movimiento de exaltación que va desde abajo hacia arriba. El clímax se alcanza cuando se le concede a Jesús el nombre superior a todo nombre (fuerte reminiscencias sumo sacerdotales y reales) que lo ubica por sobre toda criatura en la tierra y en los cielos. Con Enoc-Metatrón sucede algo similar aunque con la diferencia que Enoc no muere sino que es tomado por Dios a los cielos durante su existencia terrena. En los cielos, sin embargo, Metatrón conoce todos los secretos guardados en el corazón de los hombres (sinopsis 14) y se le da una corona con las letras con las cuales todas las necesidad es del mundo y los ordenes de la creación fueron creadas (sinopsis 16), puede perdonar los pecados (b Sanh 38b), y se le conceden los 70 nombres de Dios (sinopsis 70). Repetimos que la gran diferencia se encuentra en que ya desde la temprana especulación cristológica vemos la idea de un Cristo pre-existente. Veamos el primer momento del Himno de los filipenses:
Cristo Jesús,
quien, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de ser igual a Dios;
sino que se vació de sí
y tomó la condición de esclavo,
haciéndose semejante a los hombres.
Y mostrándose en figura humana se humilló,
se hizo obediente hasta la muerte,
y una muerte en cruz.
quien, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de ser igual a Dios;
sino que se vació de sí
y tomó la condición de esclavo,
haciéndose semejante a los hombres.
Y mostrándose en figura humana se humilló,
se hizo obediente hasta la muerte,
y una muerte en cruz.
Esta preexistencia sublime se expresa también de manera notable en otro documento cristiano previo a la destrucción del Templo, la Carta a los Hebreos. En ella leemos:
En el pasado muchas veces y de muchas formas habló Dios a nuestros padres por medio de los profetas. En esta etapa final nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien nombró heredero de todo, y por quien creó el universo. Él es reflejo de su gloria, la imagen misma de lo que Dios es, y mantiene el universo con su Palabra poderosa. Él es el que purificó al mundo de sus pecados, y tomó asiento en el cielo a la derecha del trono de Dios; Así llegó a ser tan superior a los ángeles, cuanto incomparablemente mayor es el Nombre que ha heredado.
¿De dónde procede esta especulación tan interesante de un Cristo preexistente que es el Logos a través del cual Dios creo el mundo, lo sostiene, y lo purifica de sus pecados para luego hacerlo retornar a los cielos? Tradicionalmente se menciona la literatura sapiencial con su descripción cósmica del logos-sabiduría…estoy de acuerdo, pero esta figura tiene una concreción visible en las teologías del Templo, hasta ahora poco estudiada por los especialistas, la figura del sumo sacerdote y especialmente sus vestidos. Para mas detalles: Peter Schafer, The Jewish Jesus, p. 144-149.