Jesús y algunos aspectos de la Torá oral (mística y aplicabilidad)
Con la destrucción del templo, la Torá va adquiriendo una centralidad fundamental en la vida de los judíos que capitalizaban los rabinos. En este proceso, la Torá oral y escrita va adquieriendo tonos místicos cuyo temprano culmen será la obra de la sefer Yetsirá. Veamos otros textos, el T.B. Menajot 29b, donde además se ve el tema de la pre-existencia de Moisés y Aquiba (o dobles en el cielo): Rab Yehudá dijo en nombre de Rab: «Cuando Moisés subió al cielo, enconró al Santo, bendito sea, que estaba sentado y adornaba las letras con coronas. Le dijo: «¡Señor del Universo! ¿Quién obliga a tu mano?». El le dijo: «Vendrá un hombre al final de muchas generaciones; se llamará Aquiba ben Yosef y de cada punta deducirá por medio de la interpretación montañas sobre montañas de determinaciones prácticas». Le dijo: «¡Señor del universo! ¡Muéstrame a ese hombre!». Le dijo: «Vuelve a bajar». Se fue, se sentó al final de ocho filas y, al no saber lo que decían, se sintió abatido. Pero he aquí que llegó Aquiba a un cierto punto, y sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿de dónde sabes tú esto?», y él respondió: «Es una regla de Moisés desde el Sinaí». Entonces el espíritu de Moisés se recobró y, volviendo junto al Santo, bendito sea, le dijo: «¡Señor del Universo! ¡Tú tienes a un hombre como ése y de das la Torá por medio de mí!». El de dijo: «Cálllate; ése es mi pensamiento». El le dijo: «¡Señor del universo! Tú me has mostrado tu Torá; muéstrame su recompensa». El le dijo: «Vuelve a bajar». Volvió a bajar y vio que se cuarteaba su carne como sobre la tabla de un carnicero. Le dijo: «¡Señor del universo!» ¡Esa Torá y esa recompensa!». El le dijo: «Cállate. Ese es mi pensamiento». Es interesante aquí que es Dios quien adorna con coronas las letras de la Tora. ¡Con que esmero hay que escribir y leer la Tora! Algo de eso hay en Jesús quien en Mt 5, 18 exclama con cariño sobre cada letra, incluso las más pequeñas, de la Torá: Les aseguro que mientras duren el cielo y la tierra, ni una «i» ni una coma de la ley dejará de realizarse.Y es que Dios mismo ha puntualizado en todos sus detalles cada letra de la Torá. No es necesario que Moisés haya entendido toda la Torá, la oral o la escrita. La Torá es cosa de Dios y responde a la realidad concreta que la comunidad tiene que discernir siguiendo diversos criterios. La Torá oral implica no sólo la interpretación concreta de la Tora escrita a las circunstancias de la vida, sino las disputas entre distintas escuelas. Y esto desde muy antiguo. Tomemos un caso concreto, la disputa entre fariseos y saduceos sobre la fecha de pentecostes (T.B. Menajot 65b), donde la postura farisea predominó. Los saduceos pretendían que pentecostes coincida con el primer día de la semana para así tener dos días libres. Rabbán Yojanán ben Zakkay cualifica la inconsecuencia de la posición saducea que no reconoce valor de revelación más que a la Escritura. Para los fariseos, en cambio, la exégesis es Torá oral que hace que la Torá escrita sea completa. Cada parte de la Torá, oral o escrita, remite a toda la Torá. A partir del 8 de Nisan y hasta el final de la fiesta [de pascua], período durante el cual se restableció la fiesta de las semanas, está prohíbido observar el luto [de ayunar]. Porque los betuseos (saduceos) decían: «Penteconstés [debe celebrarse siempre] después del sábado». Rabbán Yojanán be Zakkay se dirigió a ellos y les dijo: «¡Obráis como sois! ¿De dónde sacáis eso?». Ninguno de ellos le respondió, a no ser un anciano que empezó a discuitir contra él y le dijo: «Moisés, nuestro maestro, amaba a Israel. Pues bien, sabiendo que pentecostés no durá más que un día decidió y ordenó que fuera después del sábado, de forma que Israel gozase de dos días [consecutivos]. [Rabbán Yojanán ben Zakkay] citó entonces contra él el pasaje de la Escritura: «Hay once días de marcha desde el Horeb hasta Cades-Barne por el camino del monte Seír (Dt 1,2)». Si moisés, nuestro maestro, amaba a Israel, ¿por qué los detuvo en el desierto durante cuarenta años?». Le dijo: «¡Maestro! ¿Es así como me rebates?». El le dijo: «Loco. Nuestra Torá completa no será como vuestra vana conversación. Un pasaje de la Escritura dice: «Contaréis cincuenta días» (Lv 23,16); y otro pasaje de la Escritura dice: «Serán siete semanas perfectas (Lv 23, 15). ¿Cómo [pueden conciliarse entre sí estos dos pasajes]? El segundo pasaje atiende al caso en que el día de fiesta caiga en sábado; el primero atiende al caso en que el día de fiesta caiga entre semana». En cuanto a Jesús éste no ocupa el término torá oral, al igual que Josefo, sin embargo encontramos que en Mt 15, 1 y Mc 7,3 hay una referencia crítica a la tradición de los antiguos: «Anuláis la palabra de Dios por la tradición que transmitís» (Mc 7,13) ¿Quiere decir que Jesús se oponía a la tradición oral de los fariseos? La cuestion, como hemos visto en otras entradas no es clara. En T.B. Sotá 16 a leemos: Rabí Yojanán dijo en nombre de Rabbí Ismael: En tres lugares la halaka suplanta a la Escritura: La Torá dice (Lv 17,13):….»con la tierra»; la halaka dice: con cualquier cosa. La Torá dice (Nm 6,5: «con la navaja»; la halaká dice: con cualquier cosa. La Torá dice (Dt 24,1): «con un libro»; la halaká dice: con cualquier cosa. En estos casos la Torá oral tiene preeminencia sobre la escrita porque «la Torá habló según la realidad presente» (Mekilta de Rabbí Ismael Ex 22,21). Jesús reclama en Mc 7,13: «Anuláis así la palabra de dios por la tradición que os habéis transmitido». Se trata sin embargo de la misma realidad: el conflicto entre la Escritura y la tradición, que seguún la teología farisea, impone su autoridad práctica sobre la Escritura. Jesús se opone a ciertos fariseos que proponen como Torá oral sus decisiones discutibles. En contra de ellos, Jesús se presenta como maestro de Torá oral y decide en materia de votos. La Tora oral tiene que interpretar el decálogo (Ex 20,12: Honra a tu padre y a tu madre). Para más detalles: La Torá oral de los Fariseos, p. 27- 61