La Sabiduría como Hija de Dios en Filón de Alejandría
La Sabiduría en Filón de Alejandría
tiene varios rostros: es esposa, madre, hija y padre. Cuando comenta Gn 28,2 (Vete a Padán Aram, a casa de Betuel, tu abuelo materno, y cásate con una de las hijas de Labán, tu tío materno) Filón presenta a la Sabiduría como hija de Dios, siguiendo las antiguas tradiciones de Proverbios (8,22-31). Filón dice: “Hallarás,
en efecto, en la morada de la sabiduría un calmo y tranquilo puerto, que te
acogerá sin dificultad alguna cuando eches anchas en él. Es el nombre de la
sabiduría el que proclaman los sacros oráculos al decir «Batuel»,
término que, traducido a nuestra lengua significa, «hija de Dios». Y,
en verdad, tratase de una legítima y siempre virginal hija, a la que ha cabido
una naturaleza intacta e inmaculada en razón de su propia modestia y de la
dignidad de Quien la ha engendrado (De Fuga et Inventione 50). Ahora bien,
lo paradójico es que Betuel en el texto bíblico no es un personaje femenino, sino masculino, el abuelo materno de
Isaac, el padre de Rebeca. Es por esto que Filón se apura en aclarar: Pero
Batuel es llamado padre de Rebeca. ¿Y cómo es que la sabiduría, siendo hija de
Dios, puede ser llamada de verdad padre? ¿Será porque, si bien el nombre de la
sabiduría es femenino, su naturaleza es masculina? Y efectivamente, todas las
virtudes llevan nombres propios de mujeres, pero poseen poderes y actividades
peculiares de hombres completísimos. Es que aquello que viene después de Dios,
aunque se tratare de algo más elevado que todas las demás cosas, ocupa un lugar
secundario, y es designado como femenino para marcar su oposición respecto del
Hacedor del universo, que es masculino, y su afinidad con las demás cosas. En
efecto, siendo la preeminencia condición propia de lo masculino, lo femenino
queda a la zaga y ocupa un lugar inferior (De Fuga et Inventione 51). Se nos dice, entonces, que en su
esencia la Sabiduría es femenina por cuanto su relación con Dios la sitúa en
segundo lugar (cualidad pasiva); sin embargo, en cuanto se relaciona con los
humanos, es masculina porque posee una cualidad activa. El climax está en el 52
del mismo texto: No hagamos, pues,
cuestión respecto de la incongruencia en las denominaciones y admitamos que la
sabiduría, la hija de Dios, es masculina y padre además; padre que siembra y
engendra en las almas la aptitud para instruirse, la disciplina, el saber, la
sensatez y las buenas y laudables acciones. De allí es de donde el ejercitante
Jacob procura obtener una esposa. ¿Dónde, en efecto, como no fuere en la morada
de la sabiduría hallará una compañera, un criterio irreprochable, con el que
convivir perpetuamente?
Cuando estudiamos la
función del Logos y la Sabiduría en Filón de Alejandría, de nuevo encontramos
contradicciones y falta de sistematicidad que dificultan el entendimiento. En
términos generales, ambos son ontológicamente idénticos, pero describen
aspectos diferentes de Dios. El Logos
tiene más relación con el mundo arquetípico de las ideas, mientras que la
Sabiduría con la mediación de esas ideas en el mundo de los hombres.
tiene varios rostros: es esposa, madre, hija y padre. Cuando comenta Gn 28,2 (Vete a Padán Aram, a casa de Betuel, tu abuelo materno, y cásate con una de las hijas de Labán, tu tío materno) Filón presenta a la Sabiduría como hija de Dios, siguiendo las antiguas tradiciones de Proverbios (8,22-31). Filón dice: “Hallarás,
en efecto, en la morada de la sabiduría un calmo y tranquilo puerto, que te
acogerá sin dificultad alguna cuando eches anchas en él. Es el nombre de la
sabiduría el que proclaman los sacros oráculos al decir «Batuel»,
término que, traducido a nuestra lengua significa, «hija de Dios». Y,
en verdad, tratase de una legítima y siempre virginal hija, a la que ha cabido
una naturaleza intacta e inmaculada en razón de su propia modestia y de la
dignidad de Quien la ha engendrado (De Fuga et Inventione 50). Ahora bien,
lo paradójico es que Betuel en el texto bíblico no es un personaje femenino, sino masculino, el abuelo materno de
Isaac, el padre de Rebeca. Es por esto que Filón se apura en aclarar: Pero
Batuel es llamado padre de Rebeca. ¿Y cómo es que la sabiduría, siendo hija de
Dios, puede ser llamada de verdad padre? ¿Será porque, si bien el nombre de la
sabiduría es femenino, su naturaleza es masculina? Y efectivamente, todas las
virtudes llevan nombres propios de mujeres, pero poseen poderes y actividades
peculiares de hombres completísimos. Es que aquello que viene después de Dios,
aunque se tratare de algo más elevado que todas las demás cosas, ocupa un lugar
secundario, y es designado como femenino para marcar su oposición respecto del
Hacedor del universo, que es masculino, y su afinidad con las demás cosas. En
efecto, siendo la preeminencia condición propia de lo masculino, lo femenino
queda a la zaga y ocupa un lugar inferior (De Fuga et Inventione 51). Se nos dice, entonces, que en su
esencia la Sabiduría es femenina por cuanto su relación con Dios la sitúa en
segundo lugar (cualidad pasiva); sin embargo, en cuanto se relaciona con los
humanos, es masculina porque posee una cualidad activa. El climax está en el 52
del mismo texto: No hagamos, pues,
cuestión respecto de la incongruencia en las denominaciones y admitamos que la
sabiduría, la hija de Dios, es masculina y padre además; padre que siembra y
engendra en las almas la aptitud para instruirse, la disciplina, el saber, la
sensatez y las buenas y laudables acciones. De allí es de donde el ejercitante
Jacob procura obtener una esposa. ¿Dónde, en efecto, como no fuere en la morada
de la sabiduría hallará una compañera, un criterio irreprochable, con el que
convivir perpetuamente?
Cuando estudiamos la
función del Logos y la Sabiduría en Filón de Alejandría, de nuevo encontramos
contradicciones y falta de sistematicidad que dificultan el entendimiento. En
términos generales, ambos son ontológicamente idénticos, pero describen
aspectos diferentes de Dios. El Logos
tiene más relación con el mundo arquetípico de las ideas, mientras que la
Sabiduría con la mediación de esas ideas en el mundo de los hombres.