Jesús modelo de fe y obediencia en Pablo
En la Carta a los Hebreos Jesús se presenta,
entre varias perspectivas, como modelo
de fe y obediencia. Así por ejemplo, Jesús es el autor y consumador de la fe, quien, por el gozo puesto delante de Él, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del
trono de Dios (Heb 12,2). Considerar el ejemplo de Jesús es un llamado
a no desanimarse ni cansarse (Heb 12,
3). Ver también Heb 5,7-10. ¿Qué pasa
con las cartas paulinas? Allí donde el
tema de Jesús como segundo Adán es tan importante, ¿se le presenta como ejemplo
de fe y obediencia para el cristiano? Más que mal, la fe y la obediencia son
dos elementos fundamentales donde el primer Adán falló y el segundo obedeció. ¿Es Jesús un ejemplo para los cristianos en las comunidades
paulinas, o más bien, se acentúa su carácter salvador? Hablando de la
obediencia de Jesús hay textos paulinos que no dejan duda respecto a este tema:
Rm 5,12-21 y Filp 2,6-11. Respecto a la “fe de Jesús” (πιστιζ χριστου) hay
textos paulinos donde el término “fe” bien podría entenderse como un genitivo
subjetivo, en el sentido de la fidelidad
de Jesús en el cumplimiento de su misión.
Dos textos son especialmente pertinentes al respecto. El primero es Gal
3,22-26: Pero la Escritura lo encerró
todo bajo pecado, para que la promesa que es por fe de Jesucristo (ἐκ
πίστεως Ἰησοῦ Χριστοῦ ) fuera dada a
todos los que creen (22). Y antes de venir la fe, estábamos encerrados
bajo la ley, confinados para la fe que había de ser revelada (23). De
manera que la ley ha venido a ser nuestro ayo para conducirnos a Cristo, a fin
de que seamos justificados por fe (24). Pero ahora que ha venido la fe, ya no
estamos bajo ayo, (25) pues todos sois hijos de Dios mediante la fe
en Cristo Jesús (διὰ τῆς πίστεως ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ ) (26). ¿Puede este texto afirmar que la venida de Cristo reveló su
propia fe y obediencia haciendo que sus discípulos puedan compartirla
adhiriendo a ella? Es una lectura
gramaticalmente posible. Algo parecido podemos decir de Rm 3,21-26: Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de
Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas (21); es decir,
la justicia de Dios por medio de la fe de Jesucristo (πίστεως Ἰησοῦ Χριστοῦ),
para todos los que creen; porque no hay
distinción (22); por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios (23), siendo justificados gratuitamente por su
gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús (24) a quien Dios
exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, a fin
de demostrar su justicia, porque en su tolerancia Dios pasó por alto los
pecados cometidos anteriormente (25), para demostrar en este tiempo su
justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en
Jesús (26). Leer “πίστεως Ἰησοῦ Χριστοῦ” en el
versículo 22 como un genitivo subjetivo puede ser muy revelador porque se
explicaría a partir de los versículos
25-26, esto es, a través del sacrificio expiatorio del propio Jesús. El
creyente participaría, a través de su propia fe, de la “fe (u obediencia) de
Jesús”. Por lo tanto, la fe del creyente
(tema predominante en Pablo) sería despertada a través del ejemplo de la “fe de
Jesús” que llego al extremo de la muerte expiatoria. Así por ejemplo, leamos Gal 2,16: sabiendo que el hombre no es justificado por
las obras de la ley, sino mediante la fe de Cristo Jesús (ἐκ πίστεως Χριστοῦ), también nosotros hemos creído en Cristo
Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo, y no por las obras de
la ley. Martyn interpreta este texto en el sentido que el creyente ha
confiado en Cristo por cuanto la rectificación o correcta relación con Dios se
ha alcanzado a través de la “fe de Jesús” y no a través del cumplimiento de la
Ley (Martyn, Galatians p. 271). La
“fe de Cristo” implicaría su vida completa en obediencia a Dios. Incorporados
en Cristo no podemos sino vivir una vida en completa obediencia a Dios. Esto
tendría claras implicancias éticas a preguntas como la de Rm 6,1. 15: ¿Continuaremos en pecado para que la gracia
abunde? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? La interpretación de algunos textos en este
sentido apuntaría a una teología de la participación, los creyentes están
invitados a participar de la fe de Jesús. Con
Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en
mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el
cual me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gal 2,20). No podemos
dejar de notar, por último, una importante objeción teológica al momento de
interpretar algunas expresiones referidas a la fe de Jesús como genitivos
subjetivos. Si la fe de Jesús, quien se
presenta como el segundo Adán, es un mero ejemplo para el creyente, ¿de qué
manera Jesús salva al creyente? ¿No bastaría el mero esfuerzo del discípulo en
el emular la fe y obediencia del segundo Adán para salvarse? Para más detalles:
James G.D. Dunn, The Theology of Paul the
Apostle, William B. Eerdmans Publishing Company, p. 65-74.
entre varias perspectivas, como modelo
de fe y obediencia. Así por ejemplo, Jesús es el autor y consumador de la fe, quien, por el gozo puesto delante de Él, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del
trono de Dios (Heb 12,2). Considerar el ejemplo de Jesús es un llamado
a no desanimarse ni cansarse (Heb 12,
3). Ver también Heb 5,7-10. ¿Qué pasa
con las cartas paulinas? Allí donde el
tema de Jesús como segundo Adán es tan importante, ¿se le presenta como ejemplo
de fe y obediencia para el cristiano? Más que mal, la fe y la obediencia son
dos elementos fundamentales donde el primer Adán falló y el segundo obedeció. ¿Es Jesús un ejemplo para los cristianos en las comunidades
paulinas, o más bien, se acentúa su carácter salvador? Hablando de la
obediencia de Jesús hay textos paulinos que no dejan duda respecto a este tema:
Rm 5,12-21 y Filp 2,6-11. Respecto a la “fe de Jesús” (πιστιζ χριστου) hay
textos paulinos donde el término “fe” bien podría entenderse como un genitivo
subjetivo, en el sentido de la fidelidad
de Jesús en el cumplimiento de su misión.
Dos textos son especialmente pertinentes al respecto. El primero es Gal
3,22-26: Pero la Escritura lo encerró
todo bajo pecado, para que la promesa que es por fe de Jesucristo (ἐκ
πίστεως Ἰησοῦ Χριστοῦ ) fuera dada a
todos los que creen (22). Y antes de venir la fe, estábamos encerrados
bajo la ley, confinados para la fe que había de ser revelada (23). De
manera que la ley ha venido a ser nuestro ayo para conducirnos a Cristo, a fin
de que seamos justificados por fe (24). Pero ahora que ha venido la fe, ya no
estamos bajo ayo, (25) pues todos sois hijos de Dios mediante la fe
en Cristo Jesús (διὰ τῆς πίστεως ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ ) (26). ¿Puede este texto afirmar que la venida de Cristo reveló su
propia fe y obediencia haciendo que sus discípulos puedan compartirla
adhiriendo a ella? Es una lectura
gramaticalmente posible. Algo parecido podemos decir de Rm 3,21-26: Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de
Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas (21); es decir,
la justicia de Dios por medio de la fe de Jesucristo (πίστεως Ἰησοῦ Χριστοῦ),
para todos los que creen; porque no hay
distinción (22); por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios (23), siendo justificados gratuitamente por su
gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús (24) a quien Dios
exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, a fin
de demostrar su justicia, porque en su tolerancia Dios pasó por alto los
pecados cometidos anteriormente (25), para demostrar en este tiempo su
justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en
Jesús (26). Leer “πίστεως Ἰησοῦ Χριστοῦ” en el
versículo 22 como un genitivo subjetivo puede ser muy revelador porque se
explicaría a partir de los versículos
25-26, esto es, a través del sacrificio expiatorio del propio Jesús. El
creyente participaría, a través de su propia fe, de la “fe (u obediencia) de
Jesús”. Por lo tanto, la fe del creyente
(tema predominante en Pablo) sería despertada a través del ejemplo de la “fe de
Jesús” que llego al extremo de la muerte expiatoria. Así por ejemplo, leamos Gal 2,16: sabiendo que el hombre no es justificado por
las obras de la ley, sino mediante la fe de Cristo Jesús (ἐκ πίστεως Χριστοῦ), también nosotros hemos creído en Cristo
Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo, y no por las obras de
la ley. Martyn interpreta este texto en el sentido que el creyente ha
confiado en Cristo por cuanto la rectificación o correcta relación con Dios se
ha alcanzado a través de la “fe de Jesús” y no a través del cumplimiento de la
Ley (Martyn, Galatians p. 271). La
“fe de Cristo” implicaría su vida completa en obediencia a Dios. Incorporados
en Cristo no podemos sino vivir una vida en completa obediencia a Dios. Esto
tendría claras implicancias éticas a preguntas como la de Rm 6,1. 15: ¿Continuaremos en pecado para que la gracia
abunde? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? La interpretación de algunos textos en este
sentido apuntaría a una teología de la participación, los creyentes están
invitados a participar de la fe de Jesús. Con
Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en
mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el
cual me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gal 2,20). No podemos
dejar de notar, por último, una importante objeción teológica al momento de
interpretar algunas expresiones referidas a la fe de Jesús como genitivos
subjetivos. Si la fe de Jesús, quien se
presenta como el segundo Adán, es un mero ejemplo para el creyente, ¿de qué
manera Jesús salva al creyente? ¿No bastaría el mero esfuerzo del discípulo en
el emular la fe y obediencia del segundo Adán para salvarse? Para más detalles:
James G.D. Dunn, The Theology of Paul the
Apostle, William B. Eerdmans Publishing Company, p. 65-74.