Algunas notas sobre los Fariseos
A pesar de lo poco que sabemos sobre los fariseos, una cuestión es unánime en las fuentes, su inmenso interés en la interpretación y aplicación de la Ley. En este sentido para ellos era fundamental el desarrollo de la Ley Oral, que implicaba la existencia de leyes que no estaban establecidas en la Torá escrita. Este es un tema sensible en el N.T. Ejemplo de estas polémicas: el lavarse las manos o bañarse antes de las comidas (Mc 7,1-8); no compartir la mesa con pecadores o publicanos (Mc 2,16-17); ayunar en otros días que no sean el Yom Kippur (Mc 2,18-20); criterios para sanar en el Sábado (Mc 3, 3-6); la cancelación de los juramentos (Mc 7,9-13); el divorcio. El término fariseo viene de perush que si bien implica el apartarse puede tener una connotación positiva. Esto es lo que cree Eliezer Ben Yehuda quien define la palabra como quien se ha distanciado especialmente de los deseos y de los pecados (Milon Halashon HaIvrit: Hayeshana Vehachadasha, Jerusalem&Berlín 1944). Sin embargo, esta connotación positiva es un asunto que se debate. A pesar que Josefo calcula en 6000 el número de fariseos, es posible que sus simpatizantes hayan sido aún más (Ant. 17,42). Esto los convertía, si bien no en mayoría, si en un grupo respetable. El mismo Josefo nos dice que los fariseos contaban con el apoyo de las masas (Ant. 13, 298). Es interesante constatar que los fariseos no se identificaban con una clase social en particular, como sería el caso de los Saduceos. Más aún, a diferencia de los miembros del Qumrán, nada parecido a una jerarquía social o sacerdotal distinguía a los miembros de la secta. Es verdad que existían maestros o rabinos, pero no era en nada parecido a la jerarquía saduquea o qumránica. Lo mismo se puede decir con respecto al origen urbano y rural de sus miembros. Esta cualidad democrática del grupo, sin embargo, no los hacía unos sujetos al margen de los movimientos sociales o políticos del momento. Al contrario, se movían muy en relación con el poder político, religioso y económico de su tiempo. Desde el tiempo de Juan Hircano ya se disputaban el poder codo a codo con los saduceos, y como un péndulo, éste iba de un grupo a otro dependiendo de las preferencias reales. También hay que reconocer que los fariseos estaban envueltos en el funcionamiento del Templo de Jerusalén. M.Yoma 1,5 nos recuerda el juramento del sumo sacerdote en el Yom kippur en el sentido de remover de las manos de los saduceos. Sea real o simbólico, es un juramento que implica un formal reconocimiento al sistema halakico fariseo por parte del sumo sacerdote. También recordemos la frase del Talmud Babilónico respecto a Juan, un sumo sacerdote que lo fue por 80 años y que al final se convirtió en saduceo (BT Berachot 29a), lo que implica que hasta ese momento fue fariseo. Además, las fuentes nos indican que hubo momentos cuando los fariseos fueron presidentes del Sanedrín (M. Hagiga 22; Tosefta Hagga 2)