Comida Celestial (A. Orlov)

El alimento celestial es un medio para recobrar la imagen adámica, o en otras palabras, para el proceso de divinisación o angelificación del visionario. Varios ejemplos apuntan a ello. En el Apocalipsis de Abraham Yahoel no sólo guía al patriarca por los cielos hasta el trono de Dios, sino que también lo prepara para tal viaje. Dos puntos son interesantes en esta trayectoria. Primero, Abraham, guiado por Yahoel, comparte con el ángel 40 días y noches, absteniéndose incluso del pan y del agua. Sú único alimento era contemplar al ángel que estaba conmigo, y su palabra era mi bebida (11,1-2). Si consideramos que el nombre del ángel denota la representación del Nombre divino, entonces Abraham era alimentado por Éste.  La comida física no es alimento aceptable en las alturas, como lo advierte el pájaro impuro cuando le dice a Abrahm que en las santas alturas nadie come o bebe, allí no hay comida de los hombres (13,36), El ayuno, por lo tanto, es preparación para el viaje celestial del visionario en cuanto éste tendrá que abstenecerse de cualquier alimento físico en las alturas.  La transformación angelical de Abraham se explicita cuando Yahoel le dice a Abraham que éste se vestirá de los vestidos de gloria del ángel caído, Azazel (13, 4).

Los ángeles no consumen alimentos como los hombres. En el libro de los Jueces (13, 15-16) el Ángel del Señor rechaza abiertamente la comida humana, pide en cambio una ofrenda consumida por el fuego. Algo parecido encontramos en Jueces 6, 19-21 donde una vez que Gideon le prepará una comida al Ángel, éste la rechaza y la consume con el fuego.  En el Testamento de Abraham 4,9 el arcángel Miguel no puede ser alimentado por la comida humana. En Tob se dice que el ángel Rafael sólo aparenta comer alimentos humanos. En el 2Enoc, cuando el héroe regresa a la tierra, después de haberse convertido en uno de los gloriosos delante del trono divino, declina los alimentos ofrecidos por su hijo Metusalén (53). Desde el tiempo que el Señor me ungió con el ungüento de su gloria, no he vuelto a comer, y mi alma no recuerda los placeres terrestres, y ya no deseo nada terrestre. A. Orlov (p. 80) llama la atención en el hecho que este ungüento se define en otra parte del apócrifo como rocío del paraíso tal como en José y Asenet 16,4 donde se dice que el alimento de los ángeles está hecho de rocío del paraíso. Porque este panal está lleno del espíritu de vida. Y las avejas del paraíso lo han hecho del rocío de las rosas de vida que hay en el paraíso de Dios. Y todos los ángeles de Dios comen de el y todos los elegidos de Dios y todos los hijos del Altísimo, porque es un panal de vida, y todo aquel que coma de él no morirá nunca. En este mismo apócrifo, y al igual que en ApAb el visionario es alimentado por el ángel del Nombre.


Otro ejemplo claro de esta dinámica de divinización asociada al alimento divino (en contraposición al terreno) la encontramos, por supuesto, en Moisés. En el ExR 47,7 se nos dice que cuando Moisés recibió la Torá fue saciado por una visión luminosa de la forma divina. Fue por beneficio de Moisés que éste ayunó 120 días, de forma que pudiese recibir la Torá. ¿De qué forma se alimentó Moisés este tiempo? A través de la Shechinah, porque está dicho «Tú preservas a todos» (Neh 9,6). En el ExR 47,5 se dice que él no comió pan ni bebió agua, esto es, en este mundo. Pero en el mundo venidero él comerá del pan de la Torá y beberá de sus aguas. Por esta razón el no comió pan, etc. ¿De dónde provino su alimentación? Del brillo de la presencia de Dios. Esto parecerá sorprendente, entonces recordad que las Hayyot que sostienen el Trono Divino también son alimentadas por el esplendor de la Shechinah. En ExR 3,1: R. Hoshaia el viejo dijo: Moisés hizó bien en esconder su rostro porque Dios le dijo: Porque tú me mostraste respeto y escondiste tu rostro cuando yo mostré el mio, te aseguró que estarás cerca mio por cuarenta dias y cuarenta noches. No comerás ni beberás , pero tu festín ser el esplendor de la Shechinah como está dicho: «no sabía que tenía el rostro radiante por haber hablado con el Señor» (Ex 34,29). Filón en Preguntas y Soluciones sobre el Exodo habla del alimento de Moisés como el alimento de las almas cuya naturaleza era la visión divina. El mismo pueblo fue alimentado en su devenir por el desierto con el alimento de los ángeles, el maná, el pan de los ángeles de acuerdo al Salm 77 (78), 25 (LXX); en Sab 16,20; Ant.Bíblicas del Pseudo Filón. Lo mismo en José y Aseneth donde la asociación entre el panal y el maná es explícita: son como rocío del cielo, blanco como la nieve, y conteniendo el aliento de vida. Más aún, el panal, como el maná, se identifica con la palabra del ángel. En el mismo apócrifo, el ángel que guarda características con el Ángel del Nombre pone el alimento angelical que se origina en su boca en la boca de la visionaria. ¿Estamos aquí con una asociación al acto creador del primer hombre cuando el espíritu de vida fue expirado de la boca de la divinidad en la boca del hombre sin vida?

Todo esto tiene su contrapartida con la condición adámica primordial. En las versiones armenias, georgianas y latina de la VidAdEv se enfatiza la diferencia entre la comida angelical que comía la primera pareja en el paraíso y la comida terrena (comida de bestias). La mención a la comida angelical de la primera pareja también aparece en Jub.  En el ApAb parte de la tentación de la serpiente es precisamente ofrecer un tipo de alimento distinto, y las consecuencias tienen que ver con el deseo que se despierta entre Adán y Eva. La suerte de los justos coincidirá con la de Enoc, Abraham, Moisés o los primeros padres. en b. Ber leemos: Un dicho favorito de Rab era: [El mundo venidero no será como este mundo]. En el mundo venidero no habrá comida ni bebida, ni reproducción ni negocios, ni celos, odio o competición, sino que los justos se sentarán con sus coronas sobre sus cabezas dándose un banquete con la luminosidad de la presencia divina, como está dicho, «Y ellos contemplaron a Dios, y comieron y bebieron». Esta misma idea del reverso de la historia se encuentra en las leyendas sobre los festines de Leviatan que saborean los justos Para más detalles, A. Orlov «The Nourishment of Azazel»
p. 75-101

Tomás García-Huidobro

Sacerdote Jesuita, Doctor en Teología Bíblica.