Circuncisión como señal inequívoca del ser judío
De acuerdo a Ap 3,8-9 los cristianos de estas comunidades se entendían como verdaderos judíos. De hecho se distinguían de aquellos que se decían judíos pero que en verdad pertenecían a la sinagoga de satanás. Los verdaderos judíos serían los que han creído en que Cristo es el Mesías. Pablo también comparte la misma perspectiva (que se contradice con Rm 9-11). Así, en Rom 2, 28-29 y dirigiéndose a los judíos de la comunidad: Ser judío no consiste en tener señales visibles; la circuncisión no consiste en una señal en la carne. 2,29: El verdadero judío lo es interiormente: la verdadera circuncisión es del corazón, según el Espíritu y no según la ley escrita. ¿Y cómo compaginar con Flp «3,1: Entonces, ¿qué ventaja tiene el judío o para qué sirve la circuncisión? 3,2: Las ventajas son muchas y en todos los aspectos»? Los cristianos se apropian de un término que en esa época era escurridizo y no muy claro. La circuncisión era la marca distintiva de los judíos, por lo menos desde el tiempo de los macabeos. Es precisamente porque la circuncisión era la marca distintiva del judío que Antioco IV intenta erradicarla. Ahora bien, esta marca distintiva (imposible de reconocer desde afuera) también se reconocía entre los judíos de la diáspora. Es por ello que algunos autores romanos también la mencionan: Horacio (65-8ac): Satires I.9.69-70; Petronio (primera mitad del I d.c) Satyricon 102, 14; Marcial (final del primer siglo): Epigrams 7.30.5. Por lo tanto, lo que afirman los cristianos es una novedad sin precedentes. Desde el II a.c. la marca distintiva del ser judío es la circuncisión. El problema es que, por lo menos en la parte oriental del Imperio, los judíos no era el único pueblo que practicaba la circuncisión. Por ejemplo, Herodoto ya hacia mediados del V a.c. dice que Colquis (en la actual Georgia), egipcios, y etíopes, también practican la circuncisión (Heródoto 2. 104.2-3). Filón de Alejandría dice que también los egipcios, árabes, etíopes y casi todos los que habitan las regiones del sur cerca de la zona tórrida son circuncidados (Preguntas al Gn 3.48). En el reinado de Adrían (117-137) la situación cambió radicalmente por cuanto se debate sobre una general prohibición sobre la circuncisión. Este es el contexto que explica la rebelión de Bar Kokhba, esto significa que la circuncisión es sin lugar a dudas en esa época la distinción externa de los judíos.
Ahora bien, si la circuncisión era la marca distintiva de los judíos, también algunas de sus prácticas externas también lo eran para observadores. Por ejemplo Lentulus define a los judíos como cualquiera que pareciera observar las cuestiones sagradas judías. Esto quiere decir que para la gente común, que no puede cerciorarse si su vecino está o no circuncidado, son sus prácticas las que le indican su identidad judía. Por ejemplo, el abstenerse del cerdo, no trabajar en sábado, ir a la sinagoga. Así para Plutarco una persona que se abstiene del cerdo puede ser llamado judío. Incluso en B. Megillah 13a se dice que cualquiera que niegue la idolatría puede llamarse judío. Como sea, es claro que muchos géntiles seguían ciertas prácticas judías como el no trabajar en el sábado y otros rituales. Eran los conocidos como temerosos de Dios, aunque externamente, y juzgando sólo por su conducta, bien podían ser confundido por judíos. La siguiente anécdota del Talmud ilustra lo complicado de la situación: Había un gentil que subió a Jerusalén para comer los sacrificios de la Pascua [que le son prohibidos para los gentiles]. Cuando regresó a casa dijo, está escrito en la Tora que ningún extranjero puede comer de éste (Ex 12,43), ningún no circuncidado coma de éste (Ex 12,48), pero Yo, yo he comido de la mejor parte de éste. Rabí Judah b. Beteira le dijo, ¿te dieron una pieza de la cola? El gentil contestó, no. R. Judah contestó, en tal caso no has comido realmente la mejor parte del sacrificio. Cuando subas la próxima vez, diles que te den una pieza de la cola. Cuando el subió a Jerusalén él les dijo, dadme una pieza de la cola . Ellos le dijeron, ¡eso es imposible! Ellos le dijeron, ¿quién te dijo que hablaras de esta manera? Él les dijo, R. Juda b. Beteira. Ellos se dijeron a sí mismo, ¿qué es esto que está pasando frente a nosotros? Ellos le investigaron y encontraron que era gentil y le mataron. Ellos mandaron un mensaje a R. Juda b. Beteira, la paz sea contigo, R. Juda b. Beteira, porque si bien estás en Nisibis tu red está lista en Jerusalén. En este texto están todos los elementos que hemos estudiado: cualquier gentil podía pasar por judío, sólo cuando se revisaba bien, esto es, cuando se cercioraba si estaba circuncidado, se podía tener certeza. S.J.D. Cohen, The Biginnings of Jewishness, Boundaries, Varieties, Uncertainties, posición 360- 563.